Patrocinado porPatrocinado por

La velutina también es un negocio

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

AGRICULTURA

DANI GESTOSO

La plaga de avispas ha abierto una nueva línea de mercado en viveros y tiendas de productos agrícolas, mientras los concellos se gastan un dineral en combatirla

14 sep 2017 . Actualizado a las 15:28 h.

Las consecuencias del imparable avance de la plaga de avispa velutina son muchas y variadas, algunas dramáticas, como su devastador efecto sobre las abejas, y otras no tanto. Porque el insecto también está teniendo su impacto económico, y no solo por el gasto que supone para los concellos que afrontan la retirada de nidos con sus propios medios, sino también como nueva línea de negocio. A medida que la velutina ha ido ganando terreno, también ha crecido la demanda de herramientas para hacerle frente, como venenos y trampas.

Viveros de plantas y tiendas dedicadas a la comercialización de productos agrícolas reconocen que, especialmente en los últimos meses, la venta de trampas para capturar avispas ha crecido exponencialmente. «Antes eran los apicultores quienes las demandaban, pero ahora viene mucha gente que tiene frutales», comentaban en un negocio de Boiro al que la última remesa de 50 trampas le duró un suspiro.

En otro establecimiento señalaban que muchos optan por elaborar artilugios caseros, mientras que desde Noia respondían con contundencia: «Claro que se venden tal e como estamos neste momento, a velutina está por todas partes».

Hay distintos tipos de trampas, sus precios van de 7 a 21 euros y todas tienen en común el uso de un aditivo para atraer a los insectos: «Son máis efectivas que as caseiras, entran máis bichos».

«Medio ambiente ou alguén ten que botar unha man nisto, nós sós non facemos nada»

 Hace tiempo que la expansión de la avispa asiática tiene desbordados a los equipos de emergencias y protección civil, algo que sufren directamente en sus carnes vecinos como Manuel Ordóñez, de la parroquia rianxeira de Araño, que a sus 68 años tuvo que encaramarse a un árbol para retirar una colonia de velutinas: «Demos aviso, pero os de Protección Civil son xente que ten o seu traballo e no tempo libre botan unha man e están desbordados. Ao final sacámolo nós porque nos están acabando coas abellas». En su finca llegó a tener 14 colmenas, según explica su mujer, pero la avispa invasora acabó con tres de ellas.

Eso fue lo que llevó a Manuel a tomar la decisión de retirar él mismo un nido que estaba en su propiedad, una maniobra que no estuvo exenta de dificultad, como explica su mujer: «Axudáronlle uns veciños e o xenro. Tiveron que unir varias esqueiras para chegar ao niño porque estaba nunha árbore moi alta. Subiu a botarlle o veleno, ao día seguinte botoulle outro pouco porque aínda se escoitaban avespas dentro e logo baixouno con moitas dificultades. Medía 1,25 por 55 centímetros e estaba cheo de larvas».

Además, en la parcela han instalado trampas, y Manuel hace guardia junto a sus colmenas porque hay otros nidos en las proximidades: «O outro día collín 234 cun truel. Isto vaise das mans», apuntaba, para añadir: «Medio Ambiente ou alguén ten que botar unha man nisto porque nós sós non facemos nada».

Para eliminar un solo nido pueden llegar a usarse hasta cuatro botes de veneno

Si el coste de una trampa oscila entre los 7 y los 21 euros, según la marca y el modelo, el precio del veneno que se utiliza para rociar los nidos no se queda atrás y, en función del producto, puede variar de los 11 a los 22 euros. Sin embargo, un solo espray no es suficiente para acabar con una colonia, sobre todo con el tamaño que alcanzan a estas alturas del año, y pueden llegar a usarse hasta cuatro botes.

Explicaban esto en Rianxo, donde son los voluntarios de Protección Civil los encargados de eliminar la velutina y el Concello, el que corre con unos gastos que en esta campaña rondan ya los 12.000 euros. Y eso, matizaba el alcalde, Adolfo Muíños, que en ese cómputo no se incluyen ni los gastos de personal -puesto que no cobran- ni el gasoil necesario para los desplazamientos. Con esa inversión se ha conseguido retirar 150 asentamientos, y una cifra similar es la que manejan en Porto do Son, con 120 colonias destruidas.

El GES de Muros, que abarca un radio de acción más amplio con varios concellos bajo su responsabilidad, se lleva la palma en cuanto a nidos eliminados, unos 400. A razón de un coste que puede variar entre los 40 y los 50 euros por unidad, dependiendo del tamaño y situación, el gasto realizado ronda los 20.000 euros. El veneno se adquiere a empresas proveedoras que, en vista de la creciente demanda, «especializáronse neste tema». A mayores, el Concello muradano ha instalado trampas en espacios públicos.