Locos por el Madrid y con las entradas para el sábado en Kiev

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso TAPIA / LA VOZ

A MARIÑA

JOSÉ ALONSO

Un tapiego confía en ver ya por quinta vez en directo cómo los blancos levantan la copa

24 may 2018 . Actualizado a las 09:12 h.

«Cuando Zidane le pegó de volea todo el estadio quedó mudo. Durante un segundo todo fue silencio. Sabíamos que estábamos asistiendo a algo especial, increíble. Y después, aplaudir a rabiar». Es uno de los recuerdos que mantiene imborrables en su mente Rodrigo López Orea, tapiego, propietario de restaurante-sidrería La Terraza de Tapia de Casariego y socio, como sus dos hijos, del Real Madrid. El sábado estará en Kiev. Para él no es una novedad. De hecho, si gana el Madrid será la quinta vez que vea en directo al conjunto merengue alzarse con Orejona.

«Perdí la de Lisboa porque el crío hacía la primera comunión. Me perdí el cabezazo de Sergio Ramos. Pero sí, ya he visto varias». Vio alzar la octava contra el Valencia en París; la volea de Zidane que tumbó al Leverkusen en 2002. La undécima frente al Atlético de Madrid en Milán: «Sufro mucho, me puse de espaldas cuando los penaltis. No los vi. Hay gente que disfruta, pero yo sufro. Disfruto luego, tras ganar, pero esto del Madrid es especial. Lo llevas dentro», recuerda. Y no faltó, el año pasado, a la victoria en Cardiff frente a la Juventus.

En esta ocasión las entradas le llegaron por sorteo, tras solicitarlas al Real Madrid. Kiev impone, reconoce. Y le costó encontrar un acompañante. Finalmente será el presidente de la peña del Madrid de La Terraza, José Aurelio Zapatero, secretario del juzgado de paz de Ribadeo.

«O ganamos cuatro o cinco cero o vamos a sufrir mucho. Yo creo que tocará sufrir: 3-2»

«Vamos en un vuelo chárter, el sábado sobre las seis de la mañana desde el Madrid. Llegaremos a Kiev a las once y allí estaremos hasta la hora que nos recoja el bus para llevarnos al campo. Después nos recogerán para dar una vuelta y regresaremos por la noche. Si ganamos, seguirá la celebración en Madrid, en la Cibeles y al Bernabéu. Y si perdemos, arrancaremos hasta León, porque juega el Oviedo», explica Rodrigo López.

La entrada les cuesta 160 euros y el viaje 980. A ello hay que sumar gastos y el desplazamiento ida y vuelta a Madrid. Pero no duda: «Es un lujo, lo sé, pero si te lo puedes permitir yo lo recomiendo sin dudarlo. Es impresionante lo que vives. El ambiente... todo. Es algo único. En cinco años el Madrid puede ganar cuatro finales. ¿Cuándo se va a dar algo así?». Del resultado, confía en el Madrid, que imponga sus galones, pero advierte: «O ganamos fácil, cuatro o cinco cero, o vamos a sufrir mucho. Yo creo que 3-2. A sufrir».

Paulino Díaz, el mariñano que sigue al Madrid en las finales de Champions desde el 2002

A Glasgow, a Lisboa, a Milán, a Cardiff... y el sábado, a Kiev. Paulino Díaz vuelve a hacer las maletas para estar al lado del Real Madrid en otra final de la Champions League. Este acérrimo madridista de San Cibrao ya tiene por tradición seguir al conjunto blanco en el partido definitivo de la gran competición continental. Lo hace desde el 2002, cuando el Real Madrid levantó la Novena en la ciudad escocesa a costa del Bayern Leverkusen merced a aquella volea antológica del hoy entrenador madridista, Zinedine Zidane.

Desde entonces siempre ha sido testigo de los títulos blancos en la Copa de Europa. Disfrutó de las dos cardíacas victorias ante el Atlético de Madrid en Lisboa (2014) y en Milán (2016), y hace un año festejó en la capital de Gales el claro triunfo sobre el Juventus. Estar el Kiev le resultará más caro y le costará más horas de sueño por la complejidad que encierra un viaje exprés hasta la capital de Ucrania. Y a diferencia de sus anteriores experiencias, en esta ocasión no irá acompañado por su hija Cristina sino por un amigo también de San Cibrao que animará... ¡al Liverpool!

Paulino prefiere dejar el protagonismo en los medios para la vuelta, «gane o pierda» su Real Madrid en una nueva final de Champions que muchas peñas de A Mariña seguirán en grupo con la esperanza de ver a Ramos levantar la ansiada Orejona.