Los vándalos se ceban con el desaparecido Casino de Viveiro

La Voz VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

El exterior del edificio aparece lleno de pintadas, y dentro no queda nada de valor

21 ene 2020 . Actualizado a las 08:09 h.

Tres años después de disolverse la sociedad mercantil Casino de Viveiro Club Náutico, los vándalos se han cebado con el exterior del edificio. Pintadas similares a las aparecidas en otros espacios públicos viveirenses llenan las paredes exteriores, castigadas también por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento.

Precisamente por ese abandono, y por alguna acción vandálica, el interior se desmorona desde hace meses. Quienes lo han visto recientemente lo comparan con un campo de batalla después de la contienda. No por los vándalos, sino porque el proceso de liquidación concursal incluyó la venta al mejor postor de todos los bienes del Casino, para intentar hacer frente a las deudas.

Varias de las pintadas que afean todavía más el aspecto exterior repiten motivos, tipo de letra y mensajes de otras que han aparecido en distintos espacios públicos viveirenses. Ventanas tapiadas con madera y otras con los cristales rotos atestiguan que esas céntricas instalaciones siguen siendo lugar de encuentro, aunque no precisamente de la misma sociedad que solía frecuentar el desaparecido Casino. Dentro quedan poco más que las paredes, desconchadas y con grietas y humedades, falsos techos caídos y otros restos.

Ya vuelve a ser de Portos

Fuentes solventes apuntan que Portos ya ha recuperado la titularidad del edificio, de unos 2.600 cuadrados, y de su extensa zona dotacional. Públicamente sigue sin saberse que hará con ellas.

Bienes vendidos al mejor postor, incluida una enorme ancla de hierro y radiadores

Del desaparecido Casino ya no quedan electrodomésticos y mobiliario de la cocina y la cafetería, televisores, un proyector con pantalla, lámparas como la grande del salón de actos, aparatos del gimnasio, cascos de veleros, motores náuticos, mesas, sillas, estanterías, numerosos cuadros, una extensa biblioteca, radiadores y la caldera de la calefacción... Ni siquiera una enorme ancla de hierro que presidía el jardín frente a la entrada principal.

Se desconoce cuántos de esos bienes han sido vendidos al mejor postor en el proceso de liquidación concursal y cuántos faltaron desde antes. Tampoco se sabe si estaban inventariados.