Un perfecto cóctel de nervios, repasos de última hora y bocatas entre risas

andrés Vázquez / s. c. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Un grupo de estudiantes, almorzando en el parque Pernas Peón, cercano al instituto de Viveiro donde iniciaron la selectividad este martes
Un grupo de estudiantes, almorzando en el parque Pernas Peón, cercano al instituto de Viveiro donde iniciaron la selectividad este martes XAIME RAMALLAL

Todo el estudiantado de A Mariña se da cita estos días en el viveirense IES Vilar Ponte para realizar una ABAU extraña

08 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día extraño, a la par que histórico, repartió su actividad ayer entre las aulas y el pabellón del instituto IES Vilar Ponte, el hogar desde hace innumerables años de la selectividad mariñana. Precisamente la jornada comenzó con Historia para seguir con Lengua Castellana. Como siempre unas caras más alegres que las otras, como siempre, pero este año incluso más, un mar de coches aguardaba por sus ocupantes al final de las pruebas mañaneras. Las madres y padres, como si sus descendientes volviesen por un momento a la Primaria, esperaban apoyados sobre los capós.

A la salida, todo fue alivio. «Pensamos que nos salió bien, pero Castellano nos pareció muy largo», comentaban unos jóvenes, venidos desde Ribadeo pero que ya habían pasado la noche anterior en Viveiro, hospedados en un hotel. Unas vecinas suyas decían que eso no compensaba: «estamos a unha hora ou menos, depende da présa que teñas». Risas generalizadas. Las mismas que se comenzaron a escuchar de modo generalizado tras los nervios iniciales. Lo que también comenzaba a aparecer era el hambre. Lucía, de Viveiro, lo tenía muy fácil, su casa estaba allí mismo. Claudia, amiga suya de Xove, ya iba camino del Parque Pernas Peón, a buscar mesa como si de una terraza se tratase.

Cualquier sitio valía si había hambre, desde el maletero de un coche, donde unos estudiantes focenses degustaban sus sándwiches, hasta los locales hosteleros de Cantarrana, que aguardaban por los estudiantes. Muchos de ellos, aunque quizás no tantos como se esperaba, optaron por la naturaleza del cercano parque, como la ya mencionada Claudia. Junto a ella comían bocadillos, fiambreras de ensalada o pizzas estudiantes del Monte Castelo de Burela, que se mostraban muy tranquilos ante las pruebas que vendrían esa tarde. Especial mención hicieron a la de inglés, que se celebra hoy, pues según Iván, uno de los comensales, «grazas ao noso profe Toni non imos ter problemas co exame, xa tivemos bastantes cando se poñía escrupuloso de máis cos deberes...».

Unos pasos más allá, estudiantes de Lourenzá comían un menú similar. «O examen pinta ben —se explicaba entre bocados Julián, que pretende estudiar Económicas— e Matemáticas e Economía, que os teño pola tarde, non deberían dar problemas». Sus amigos le respondieron a coro: «A ti non, que a ti os cartos gústanche!». Nervios mañaneros, repasos de última hora cada cinco minutos y bocatas entre risas y amigos. La mejor receta para afrontar la tarde.

Un perfecto cóctel de nervios, repasos de última hora y bocatas entre risas

El día transcurrió tranquilo en las dependencias dispuestas para los exámenes. El alumnado de A Mariña respetó en todo momento las medidas de seguridad interpuestas por las autoridades, que velaron por el funcionamiento de las mismas. «Todo ben, sen incidencias, coma todos os anos dentro do que cabe», en palabras de Manolo Fernández, jefe de estudios del contiguo IES María Sarmiento. Solo hubo que lamentar el mareo de un chico en plena prueba, que fue conducido rápidamente afuera del pabellón para ser auxiliado por los sanitarios del 061.

Aunque la pandemia estuviese en boca de todos, en las cabezas de los chavales mariñanos no se aparecían más que los exámenes, con sus nervios, sus «¿qué tal te salió?» y sus resoplidos nada más soltar el bolígrafo. O sea, como siempre.