Mary Morandeira, los Vázquez Rábade y otros escritores de Lugo en Cuba

Martín Fernández

A MARIÑA

Mary Morandeira, nacida en Lugo en 1905 de madre cubana y padre lucense, escribía ya a los 12 años en una revista
Mary Morandeira, nacida en Lugo en 1905 de madre cubana y padre lucense, escribía ya a los 12 años en una revista ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Gran parte de la Galicia actual se pensó y se conformó desde Cuba. Y al revés: mucho de lo que Cuba es hoy se debe a los emigrantes gallegos que dejaron allí imborrable huella. La isla fue una miscelánea de culturas y la gallega siempre estuvo presente. Se dice ?con cierto tufo machista- que la gran aportación de nuestros paisanos a la cultura cubana fueron las mulatas. Pero hubo otras, entre ellas varios escritores de Lugo y A Mariña en las letras cubanas. Mary Morandeira o Ramón Ferreira, de Lugo, los hermanos Vázquez Rábade, de Begonte, J.J. Geada, de Alfoz, Agustín Rodríguez, de O Vicedo, o el cura Venancio Méndez, de Mondoñedo, son algunos.

Mary Morandeira nació en Lugo el 22 de diciembre de 1905 durante una corta visita de sus padres ?la cubana Caridad Estévez y el lucense, Magín Morandeira Núñez- a Lugo. A los 12 años ya escribía en la revista Bohemia y en 1924 era redactora-jefa de Elegancias. Desde muy joven ofreció charlas y recitales poéticos acompañada al piano por Ernesto Lecuona. En 1931 había publicado tres libros: Auroras (1925), con prólogo de Eduardo Zamacois; Plenilunios (1927), Medalla de Oro de la Real Academia Española de Ciencias y Artes; y Estremecimiento (1929), con preámbulo de Zamacois.

Destituida y exiliada

La escritora gozaba de gran fama cuando se casó en 1941 con el filósofo libio Habib Estéfano pero su matrimonio solo duró cinco años al fallecer él prematuramente. A partir de ahí compaginó su trabajo de redactora del Ministerio de Asuntos Exteriores con una intensa carrera literaria en la que dirigió la revista Continente, fue miembro del PEN Club y recitadora de éxito. Era una mujer de gran belleza y anunciaba en televisión productos de estética. Tras la toma del poder por Fidel Castro, fue destituida de su cargo y se exilió en Estados Unidos, donde falleció. Mª Argelia Vizcaíno, Jorge Cuadriello, el Diccionario Espasa o Carmen de Burgos estudiaron su obra.

Otros lucenses en la literatura cubana fueron Constantino Castro (Lugo 1894), directivo del Centro Gallego de Santiago de Cuba, autor de Válvulas de seguridad en 1929 y La mancha en 1938. Era amigo de Jesús Prado Rodríguez que ya trabajara en El Norte de Galicia cuando llegó a Cuba en 1912. Colaboró en el Diario de la Marina y publicó Zarpazos y Gritos de carne en México en 1940. Juan Manuel Martínez Díaz-Varela fue redactor del Diario de la Marina y directivo del Colegio de Periodistas y su primo, Roberto Santos Díaz-Varela (Monforte 1887), jefe de información del Diario Español, correspondiente de la Academia y genealogista.

Los hermanos Pedro y Raimundo Vázquez Rábade (Begonte 1908 y 1904) marcharon a Cuba días antes de la guerra civil. El primero fue escritor y periodista. Se exilió a México tras el golpe de Fidel y publicó Invisibres com’o vento, Así va la vida, Un mundo nuevo y Ahora es la hora. Su hermano Raimundo era violinista pero triunfó como declamador. Recopiló su obra en Horas de mis horas, de 1962.

Un cura de Las Villas, natural de Friol, Delfín Bóveda Villanueva, publicó en 1951 su único libro Cosas nuestras. Firmaba como P. Bóveda y O rapaz da Pena de Gonce.

Ramón Ferreira, amigo de Hemingway, Premio Nacional de Literatura y exiliado en México

Otro lucense destacado en las letras cubanas fue Ramón Ferreira (1921-2001), nacido en A Ponte (Lugo) y llevado a Cuba los 8 años. Tras realizar estudios primarios en el Centro Gallego se trasladó a Boston (Estados Unidos) para seguir cursos de fotografía. De vuelta a Cuba obtuvo el premio Hernández Catá por su relato breve El Pozo. En 1952 publicó su primer libro, Tiburón y otros cuentos, y ganó el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación. Luego, tras haber conocido y tratado a Ernest Hemingway y Tennese Williams, se interesó por el teatro y estrenó Dónde está la luz, Un color para este miedo y otras obras.

Ferreira fue jefe de prensa de la General Electric de Cuba y Puerto Rico sin dejar su actividad literaria y periodística pues fue asiduo colaborador de revistas como Orígenes, Ciclón o Bohemia. Su cuento Sueño sin nombre ganó una mención honorífica en el concurso de Life en español y varias de sus narraciones fueron incluidas en la Antología del cuento de Cuba (1902-1952). Su última obra fue Los malos olores de este mundo (1970), recopilación de relatos escritos entre 1952 y 1970.

Ramón Ferreira fue tambien guionista de programas de televisión en la CMQ. En sus últimos años ?a partir de 1960, tras exiliarse en México y Puerto Rico- escribió para el periódico El Nuevo Herald y ganó el Premio Tirso de Molina con su obra El mar de cada día. Su obra El hombre inmaculado, estrenada en 1959 en La Habana y reestrenada en Miami en el año 2004 por el Teatro Avante fue la encargada de inaugurar el Festival Internacional de Teatro Hispano en Miami.

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Autores de Alfoz, Barreiros, Mondoñedo, Ribadeo y O Vicedo

La presencia de mariñanos en las letras cubanas tambien fue notable. Algunos asumieron la idiosincrasia del país y otros publicaron allí sus primeros trabajos. Juan José Geada (Alfoz 1887) o Agustín Rodríguez (O Vicedo 1885) son ejemplos del primer caso. Geada llegó con 13 años, se graduó de Bachiller y fundó en Pinar del Río la revista Fulgores. Se doctoró en Farmacia y en Filosofía y Letras, fue profesor y escribió Alba florida (1913) y Un capricho raro (1914) de creación literaria; ensayos sobre Cirilo Valverde o Julián del Casal; y poemas incluidos en la Antología de poetas cubanos de 1922. Fue padre de la poetisa Rita Geada.

Por su parte, Agustín Rodríguez Castro reflejó el alma de Cuba en más de 400 sainetes y zarzuelas (entre otros Cecilia Valdés o María de la O), en películas como Sucedió en La Habana o Romance del Palmar y en boleros como Quiéreme mucho o Amalia Batista. Dicen que “captó, como nadie, la cubanía, el profundo modo de ser y sentir de Cuba”. Regentó el Teatro Martí y fundó la Compañía de Zarzuelas Cubanas.

Entre los que publicaron en Cuba sus primeras obras, figuran el cura Venancio Méndez García (Mondoñedo 1884), capellán de la Colonia Española de Cárdenas, con su libro Sólo la religión católica es la verdadera, de 1911. O Manuel Rodríguez, de Ribadeo, con su libro de poesía, Añoranzas.

A este grupo pertenecen tambien periodistas como Juan Ramón Somoza, de Barreiros, que fundó España Republicana en América, fue jefe de redacción de Galicia, redactor del Diario de la Marina y del Comercio y, ya en España, autor de Horas de ocio o Semblanzas y redactor de El Progreso; Jesús Peinó Piñeiro (Lugo 1869), jefe de prensa del Centro Gallego y director de Vivero en Cuba; Jesús Vázquez Gayoso, de Vilaodrid, ministro de la República en el exilio; o Antón Villar Ponte (Viveiro 1881), redactor jefe del Diario Español y El Comercio de Camaguey, fundador de Alma Gallega, director de Follas Novas y articulista del Diario de la Marina.