La Marcha Verde: la flota mariñana de arrastre en A Coruña

Por el capitán Jose Pino

A MARIÑA

El Costa Lucense fue el primer arrastrero tipo baka de A Mariña botado en 1963 para los hermanos Domínguez González y el primero en cambiar su base de Burela para A Coruña
El Costa Lucense fue el primer arrastrero tipo baka de A Mariña botado en 1963 para los hermanos Domínguez González y el primero en cambiar su base de Burela para A Coruña ARCHIVO J. ESCUDERO

03 ago 2021 . Actualizado a las 23:12 h.

La segunda mitad de la década de los sesenta del pasado siglo puede considerarse como la más prolífica en construcciones de buques pesqueros del litoral norte lucense, los carpinteros de ribera de los astilleros de San Ciprián, Foz y Ribadeo trabajan al tope de su capacidad, incluso con lista de espera, hasta el extremo de botar varios cascos al mes destinados a los talleres de montaje de A Mariña y del País Vasco. Las ayudas estatales a la renovación e innovación de flota a intereses muy bajos ocasionan un despegue de la industria pesquera y toda la infraestructura relacionada con ella, con unos índices de ocupación poblacional y de especialización en mecánica, hidráulica, electricidad y carpintería muy altos. El desarrollo de las unidades pesqueras para sustitución de las adquiridas de segunda mano en Euskadi principalmente trae consigo una doble elección de futuro, por un lado los armadores que dedicándose al arte de bocarte y bonito, optan por unidades mas grandes y potentes, y los armadores que se pasan al arrastre, una pesquería que permite el trabajo anual sobre el mismo caladero, sin desplazamientos temporales en función de costeras y menos sujetas a cambios de artes y oscilaciones de los stocks, los arrastreros ofrecen además la ventaja de compaginar el trabajo a bonitos. A Mariña a principio de los sesenta tiene dos parejas con base en Ribadeo de armadores burelenses desplazados allí por su proximidad a los mercados y una pareja en Burela, las seis unidades son barcos de vapor muy veteranas.

El Paxaro Blanco, bonitero de 1964 para la casa de los Manzanos y transformado en la primera baka de Celeiro, trabajó con base en el puerto de Coruña hasta que dejó esta pesquería en 1967
El Paxaro Blanco, bonitero de 1964 para la casa de los Manzanos y transformado en la primera baka de Celeiro, trabajó con base en el puerto de Coruña hasta que dejó esta pesquería en 1967 ARCHIVO J. L. MOAR

El Clarice, la primera baka de Ribadeo en 1967 naufragó en Punta Corveira muy próximo a la Playa de las Catedrales en enero de 1975
El Clarice, la primera baka de Ribadeo en 1967 naufragó en Punta Corveira muy próximo a la Playa de las Catedrales en enero de 1975 ARCHIVO HOJA DEL MAR

Numerosas bakas mariñanas emigraron en los setenta por la falta de infraestructuras

El progreso de la flota no va en armonía con el avance de las infraestructuras portuarias, y si el bonito o las especies pelágicas de cerco son absorbidas por las conserveras en la venta a través de las Cofradías, la aparición de la flota de arrastre choca con la falta de lonjas en Celeiro, Burela, Foz o Ribadeo y la ausencia de mercado para la cantidad de pescado variado que se descarga al día. Se abren dos opciones, el transporte diario en camión a la lonja del Muro coruñés en un tiempo de malas carreteras, que adoptan unos o el cambio de base al puerto herculino de las unidades pesqueras que eligen otros.

A finales de los sesenta y principios de los setenta el incremento de flota de arrastre en Coruña es notoria, tanto al fresco como gransolera, cerca de la mitad pertenece a armadores lucenses. En 1975 el puerto coruñés incorpora una nueva unidad cada semana. Las bakas del día quedan repartidas entre los que usan el cantil de Ortegal o Playa Nueva como área habitual de trabajo, los llamados “fondoneros”, dedicados a cigala, rape y gallo principalmente, y el segundo grupo de arrastre que pesca en el denominado Mar de María Antonia, en las proximidades de las rías de Coruña-Sada en el área comprendida entre el Cabo Prior y las Sisargas y que el profesor Eiroa del Río bautizó como “los pastilleros”, nombre que recibían los que se dedicaban a pescadilla pequeña o carioca en tiempos que la medida de malla legal no excedía los 40 milímetros y la talla de la merluza reglamentaria no llegaba a 17 centímetros, especie muy demandada comercialmente.

En 1975 próxima la muerte del dictador Franco, Marruecos aprovecha la ocasión y envia una marcha pacífica civil para la ocupación de nuestros territorios africanos del Sáhara, maniobra exitosa que pasó a la historia como “la marcha verde”, nombre que sería adoptado por analogía de la flota que en largas filas ocupaban las bakas del día coruñesas en arrastre, integradas en su mayoría por unidades emigradas de A Mariña. El liderazgo del grupo recayó en el patrón de pesca más respetado en aquel momento, Ignacio Charlín Cousillas, el “señor Ignacio” al mando del Mari Pepa Gutiérrez que aunaba y coordinaba una flota fundamental en los tiempos del boom económico del puerto coruñés y que perduraría hasta principios de la década de los noventa.

Los primeros arrastreros de Burela, Foz, Ribadeo y Celeiro

En Burela la primera unidad equipada como arrastrero puro, para dedicarse todo el año a esta pesquería es el Costa Lucense para los hermanos Domínguez González del astillero La Parrilla de San Esteban de Pravia, de 26.45 metros de eslora por 6.56 metros de manga entra en activo en 1963, equipa un Juaristi construido en Azcoitia de 300 HP y desplaza 120.74 TRB, en aquel tiempo es condición obligada para dedicarse al arte del arrastre tener un desplazamiento mayor de 100 toneladas. Las buenas capturas en un caladero que solo soporta la visita ocasional de los bous de gran porte, unidades veteranas en su mayoría importadas de Gran Bretaña que además trabajan fondos duros pero no las playas arenosas del norte lucense, ocasionan un auge en la construcción de bakas de madera.

En junio de 1964 el Llave del Cielo para José y Alfonso García, en 1966 el Hermanos Ben y el Anjo para los García Fra y el Jesús Divino y el Hidalgo en 1967, son los siguientes. Los primeros de acero habrá que esperar a 1968, el Amado para los hermanos Ben López y el Costa del Sol para los hermanos Domínguez González, unidades gemelas del astillero zumaitarra Balenciaga y el Marrajo de Burela del astillero vigués Santodomingo para los Fernández González, marcarán un salto cualitativo en el arrastre litoral. En Foz las tres cooperativas suman arrastreros a la zona, La Candelaria en 1967, Pena da Rapadoira y Pena do Altar en 1968, pero la primera baka es el Enrique José en 1966 para Antonio Díaz Ortiz armador madrileño, del astillero de Santiago Pérez mide 27.22 metros de eslora por 6.85 metros de manga, 145 TRB y un Badouin de 400 HP.

En Ribadeo en 1967 el Clarice de Balbino Pérez Prieto marca la pauta seguido de la cooperativa Aldebarán en 1968, barcos iguales del carpintero Florentino Fernández de 28.20 metros eslora por 6.75 metros de manga equipados por Seivane y Barcia con sendos Caterpillar de 570 HP.

Finalmente, en el puerto de Celeiro el primer arrastrero es un barco construido en su totalidad en Zumaya, casco de Bedua y montaje Yeregui, el Paxaro Blanco para los hermanos Pino Sánchez, la casa de los Manzanos, es un bonitero adaptado a la baka estrenado a finales de 1964 y que abandona el oficio en 1967, de 26.65 metros de manga y 121.60 TRB equipa un 300 HP del mismo taller.

En 1965 la primera baka pura, el Rosariño de los hermanos Basanta Santos encargada al focense César Beltrán y armada en los talleres ondarrutarras La-Yé. Le preceden el Ría de Vivero en 1967 y la cooperativa Ruta de Lourdes en 1968.