La situación sanitaria diluye las cenas de empresa y enfría reservas

ramón gonzález rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Comida de la sección de limpieza y conserjería del IES Vilar Ponte, en el Louzao el mes pasado
Comida de la sección de limpieza y conserjería del IES Vilar Ponte, en el Louzao el mes pasado PEPA LOSADA

El sector achaca menos encargos al temor a restricciones e insiste: «Somos seguros»

04 dic 2021 . Actualizado a las 12:28 h.

La situación sanitaria ha cambiado, al menos de momento, muchas de nuestras formas de relacionarnos. Las habituales cenas de Navidad -sean de empresa, compañeros de trabajo o amigos- son una de ellas. Así lo confirman restaurantes de A Mariña, que pese al alto porcentaje de población vacunada perciben menos reservas que en años anteriores a la pandemia. Son contados los encargos de un número elevado de comensales.

«Coas restricións e con toda a información que está a saír sobre a covid-19 está todo moi parado», asegura Suso Louzao, gerente de un restaurante en Area, Viveiro, que es un buen termómetro de la realidad del sector. «As reservas grandes anuláronse: esas ceas de 60 ou 70 comensais, xa case non hai», expone.

Jorge Vilelo, de O Forno de Tovar (Lourenzá), señala que «nos últimos catro ou cinco días, coas restricións, suspendéronse ceas de arredor de 30 persoas».

El Louzao estará previsiblemente al completo los días 17 y 18 de diciembre y el restaurante laurentino llenará sus comedores ese sábado, pero «iso non é ningún logro», matiza Vilelo. «Estas datas había pelexas por ter sitio entre semana, xoves e venres, e este ano non é así», asegura. Explica que las antiguas cenas de empresa se suelen disgregar en jornadas distintas, «por seccións ou quendas de traballo».

Chus Rivas, del Palacio de Cristal, en Burela, sí tiene encargada «unha cea duns 60 comensais», que como obliga la normativa se repartirán entre mesas de ocho personas como mucho, aunque admite que es una excepción a la tendencia.

Aunque «a xente ten ganas de xuntarse», indica Louzao, las reservas «van lentas. Moitos preguntan, pero non reservan, e haberá quen o faga a última hora», sostiene. «Estase pendente de baixas, porque estas ceas non se pospoñen, só se fan no Nadal. Ademais, nove persoas igual anulan por non estar divididos en dúas mesas», añade Vilelo.

Aún más pendientes que los clientes del covid-19 y de posibles restricciones están los restauradores, que entienden «o reparo» pero se reivindican: «Isto non vai desaparecer, hai que aprender a vivir con el», resalta Vilelo, «e está demostrado que os restaurantes somos seguros».

Horarios más tempranos que «chegaron para quedarse»

Por el momento, las restricciones de aforo que se aplican a los locales son leves: 1,5 metros de distancia por mesa y ocho comensales por cada unidad, certificado covid-19 obligatorio y cierre a las 1.30 horas.

Esta limitación no molesta a los hosteleros, que creen que está en consonancia con una tendencia que llegó «para quedarse»: los horarios más tempranos. «Ás 21.00 horas temos moita xente comendo, e ás 23.00 xa case non vén ninguén. Eu agradézoo, porque os que nos diferenciabamos de Europa eramos nós», asevera Sebas Fernández, del restaurante Xoíña (Foz).

Vilelo está también «encantado» con este cambio. «Comezamos a dar de cear ás 20.30 horas. Os clientes teñen máis tempo e nós descansamos antes», explica.

Louzao cree que la limitación del horario nocturno enfría reservas y Rivas apunta que en el Palacio de Cristal «cada vez hai máis comidas con sobremesas longas. Ás veces cámbianse reservas de ceas para o mediodía», concreta.

Sobre el certificado covid-19, O Forno de Tovar advierte por correo a quienes reservan sobre su obligatoriedad, «para evitar logo o mal momento que se pasa porque alguén se despista».

Navidad es una «segunda campaña» para los negocios, pero difícil de planificar

Con las habituales cenas y comidas de amigos, familiares y de trabajo, que en años anteriores a la pandemia solían iniciarse en torno al puente de la Constitución y alargarse hasta el Día de Reyes, el mes de diciembre y todo lo que se genera alrededor de la Navidad suele ser un acicate para el sector de la restauración. Por ello, los empresarios viven con «expectación» las semanas previas y con «preocupación» posibles cambios sobre su marco de trabajo. «Preocúpanos moito o que vai pasar, e tememos que ata a vindeira semana non se mova moito a cousa», indica Louzao.

«Decembro é unha segunda gran campaña para nós, tralo verán», indica Vilelo. «É unha tempada significativa, sempre moi importante para a facturación», coincide Louzao. Aunque el restaurante Xoíña «vive máis do cliente do día a día que de épocas concretas do ano», matiza Fernández, «está claro que o Nadal axuda moito».

La materia prima, «cara»

Sin embargo, con el coronavirus se ha vuelto también una campaña «difícil de planificar», resalta el gerente de O Forno de Tovar. «Os produtos están a subir un montón e non sabemos canto podemos gastar ao mercar. Unha saída podería ser adquirir mercancía para stock, pero coas restricións non sabes se vas vender. Resérvase moito a última hora e iso lévanos a vivir a curto prazo», expone.

Productos de consumo habitual en las cenas y comidas de diciembre, como los mariscos y los pescados, están «moi caros. É un dos anos nos que as materias primas o están máis», concuerda la gerente del Palacio de Cristal.