«Encaje de bolillos» para que los niños de Viveiro hagan la comunión pese al covid-19

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

El coronavirus hará que las comuniones en el 2020 (en imagen de archivo, una procesión del Corpus de Viveiro) sean atípicas
El coronavirus hará que las comuniones en el 2020 (en imagen de archivo, una procesión del Corpus de Viveiro) sean atípicas PEPA LOSADA

Alrededor de 60 niños de Viveiro y 13 de Xove recibirán el sacramento de la Iglesia en sábados de agosto y septiembre

08 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia del coronavirus ha generado una situación excepcional en todos los ámbitos, también en el de la Iglesia, que estos días hace «encaje de bolillos» para que los más de 70 niños de Viveiro y Xove que tenían previsto celebrar la primera comunión este año puedan hacerla. Para ello, los sacerdotes del Arciprestazgo de Viveiro explican que han tratado de «dar todas as facilidades ás familias» habilitando todos los sábados de julio, agosto, septiembre e incluso octubre para que los pequeños reciban el sacramento de manera escalonada. «Coas limitacións de aforo que temos polo covid-19 [eran del 75% hasta que Sanidade ordenó el cierre de A Mariña por el brote de Xove y Burela, reduciéndolo hasta el 50%], non podemos celebrar comuñóns os domingos, cando son as misas dominicais ás que asisten moitos fieis que, de haber só dúas ou tres comuñóns, por exemplo, terían que quedar fóra», aclara uno de los sacerdotes de la Unidad Pastoral de Viveiro, Juan Basoa.

«Hai dez anos había moitos máis curas, pero agora somos poucos e tamén temos que atender ás parroquias rurais, que desde marzo están sen nada, e tamén merecen ser atendidas», Xosé Román Escourido Basanta, sacerdote de la Unidad Pastoral de Viveiro
«Os restaurantes teñen limitacións de aforo, pero a Igrexa tamén; por iso apelamos á comprensión da xente. É unha situación excepcional e temos que adaptarnos todos: pais, Igrexa, restaurantes...», Juan Novo Gabeiras, arcipreste de Viveiro

Los seis sacerdotes en activo del arciprestazgo viveirense afrontan estas semanas una notable carga de trabajo derivada de las restricciones y las medidas impuestas por el coronavirus. Una de las más importantes es la de oficiar misas y funerales por las personas de la zona que fallecieron mientras estuvo vigente el estado de alarma, y que tuvieron que ser enterradas a contrarreloj, sin cortejo fúnebre ni visitas al tanatorio, y sin actos religiosos. A esta agenda se suma la atención a las parroquias situadas en el rural, como Santa María de Galdo, San Andrés de Boimente o Santiago de Bravos, que, como resalta otro de los sacerdotes de la unidad pastoral, Xosé Román Escourido Basanta, estuvieron sin actividad desde que en marzo se decretó el estado de alarma. La atención a los enfermos es otro de los numerosos cometidos que afrontan, precisó.

«Estamos facendo misas e funerais de xente que, debido ás restricións polo estado de alarma do coronavirus, aínda non puido rezar polos seus defuntos», Juan Basoa, sacerdote de la Unidad Pastoral de Viveiro

En A Regueira

«Dentro das nosas posibilidades estamos intentando dar todas as facilidades para que as familias celebren a comuñón dos fillos como lles gustaría, pero como sigamos así e a situación polo coronavirus non mellore, aínda haberá que recortar máis e haberá que adaptarse», agregó el arcipreste de Viveiro, Juan Novo Gabeiras, párroco en Xove. En relación con el calendario de comuniones, en Viveiro, donde esperan el sacramento alrededor de 60 niños, habrá celebraciones en la iglesia de San Francisco y en la de San Juan de Covas cuatro sábados de agosto. En Xove, con 13 niños, el grueso de tendrá lugar entre agosto y septiembre en la iglesia de A Regueira, por ser más amplia.