Los hosteleros de Ourense temen perder clientes mientras en Viveiro les preocupa más el invierno

ANDRÉS VÁZQUEZ / LÚA RODRÍGUEZ VIVEIRO, OURENSE / LA VOZ

VIVEIRO

XAIME RAMALLAL

En A Mariña hay pocos negocios climatizados en verano; en el sur, a más de 40 grados, solo ven una ventaja: el ahorro en la factura

10 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La pregunta causaba hasta sorpresa. «Aire acondicionado? Penso que o puxen un par de veces, aquí non é necesario». En Viveiro no necesitan enfriarse en agosto, todo calor es bienvenido. Sus comercios, como decía Blanca Liz, dependienta de la céntrica tienda textil Korner, no necesitan aire acondicionado, están a temperatura ambiente «e no inverno pechamos as portas, para que non escape a calor, tal e como manda a nova norma». Otros, como la librería Porta da Vila, tienen termostatos que mantienen los locales a una temperatura constante, «pero que só se prenden no inverno para quentar un pouco o ambiente», según su encargada Montse Fernández. No los configuran, de todos modos, por encima de los 21 grados, la regla vigente hasta ahora, aunque este invierno no podrán sobrepasar los 19.

Dentro de los edificios públicos viveirenses sucede más de lo mismo. Ni su biblioteca pública ni su casa consistorial disponen de sistemas de climatización, aceptando con gusto los 23 grados que en el exterior marca el letrero de una farmacia próxima. Chus Vale, responsable temporal de la secretaría de la alcaldesa María Loureiro, responde en la misma línea que los comercios, con cierta sorpresa ante lo que parece una obviedad: en Viveiro no hacen falta sistemas de refrigeración.

La temperatura ambiente sigue imperando en cualquier local que se visite. Desde oficinas bancarias hasta cafeterías, pasando por la estación de autobuses, que con las puertas abiertas de par en par tan solo dispone de radiadores para caldear el ambiente en invierno. El único local en el que se encuentra un aparato de aire acondicionado, y encendido, es en la abarrotada oficina de turismo, en la que la técnica lo justifica por el acristalamiento, que hace que se acumule mucho calor cuando no se recurre a la climatización.

Ourense, otro mundo

Nada que ver la situación de A Mariña con la que se vive en Ourense, donde la nueva limitación de temperatura en los establecimientos llega cuando los termómetros sobrepasan los 40 grados. Esto está provocando un aluvión de opiniones entre los vecinos, que coinciden en lo mismo: los bares y restaurantes serán los más afectados, ya que muchos clientes se plantean dejar de acudir en las horas de más calor. «Seguramente acabe bajando por la noche o a primera hora de la mañana, pero con estas temperaturas es inviable sentarse en una mesa a las cuatro de la tarde, y menos sin aire acondicionado», explica un joven que acude regularmente al bar por las tardes con su grupo de amigos.

Santi M. Amil

Regular la temperatura será todo un quebradero de cabeza en los locales que no dispongan de una buena climatización. «Los que no tengan terraza son los que más van a sufrir porque en el interior se nota mucho más el calor», destaca un matrimonio ourensano. Normalmente, suelen acudir al bar y sentarse en una mesa exterior: «Lo seguiremos haciendo porque el aire acondicionado no nos afecta en nada».

Algunos dueños de locales están de acuerdo con esta nueva restricción. «Nosotros siempre teníamos el aire acondicionado a una temperatura de entre 25 y 27 grados, pero es verdad que con el calor de estas últimas semanas había que bajarlo un poco más para que se notase», explica Vanesa, propietaria del bar Central Arábica. Sin embargo, en muchos locales se quejan de esta limitación. «Aquí solemos controlar bastante el aire. Lo ponemos en momentos puntuales, cuando hace demasiado calor, y es una queja continua de la clientela por no tenerlo siempre activado», comenta Andrea, que trabaja en la bocatería Míster Lois. «Tenemos claro que mucha gente va a dejar de venir por el calor», añade. Principalmente, se teme por los turistas que se acercan este mes de agosto a la ciudad. «Va a suponer un problema para la hostelería porque la gente va a preferir quedarse en casa al fresco», destacan tres amigos que están de visita en Ourense.

Aun así, todos están de acuerdo que esta medida va a beneficiar a los hosteleros, tanto por la parte económica como por la ecológica. «Puede que lo estén haciendo para regular los precios y el consumo porque económicamente es inviable tener encendido todo el día el aire acondicionado», destaca Silvia, propietaria del bar Vivant. «Perderemos clientes, pero la factura es demasiado elevada si no lo controlamos», concluye.