Hace unos meses titulé una de estas colaboraciones «No podría ser peor». El equipo acumulaba lesiones, desacierto en el tiro exterior, fragilidad defensiva y malos resultados: dos victorias en la jornada séptima, cuatro al final de la primera vuelta. Ofensivamente, aunque las sensaciones sean mejores, el número de lanzamientos de dos, de tres y de tiro libre, los porcentajes de acierto y los balones perdidos son muy similares a las estadísticas acumuladas la temporada pasada.
El salto de calidad se ha dado en la defensa. A cada jornada el equipo ha sido capaz de defender bien durante más minutos, pero las cuatro victorias en partidos igualados tuvieron algo en común: el Obradoiro blindó su aro en los minutos decisivos.
La llegada de Matt Thomas y David Navarro ha tenido mucho que ver, pero también que Pozas y Llovet hayan comenzado la temporada bien físicamente. Ganar cuatro de cuatro partidos igualados, dos en casa y dos fuera, está al alcance de muy pocos.