Me gustó la sonrisa de Pustovyi al final del partido (vamos chicas), volvemos a sonreír por unos días.
Era un partido y una cancha propicia para poner fin a la racha de siete derrotas. El Bilbao Basket no está en su mejor momento y era un rival «ganable», si tenemos en cuenta su clasificación y su juego. Además, el añadido de ganar fuera de casa es más importante si cabe.
No entró bien el Obra en el partido, con una defensa floja y poco acierto en ataque. A partir del segundo cuarto subió el nivel defensivo y con un juego más colectivo el equipo pudo llegar vivo al descanso.
La salida en el tercer cuarto fue una de las claves para entender esta importante victoria, ya que en menos de tres minutos el equipo santiagués se puso arriba. Empezaron a entrar los tiros y la defensa aumentó su nivel. El equipo entendió la forma de hurgar en la herida y surtió de balones a un gran Pustovyi, que supo agradecer a sus compañeros el surtido de pases, en forma de canastas valiosísimas.
La defensa, sin llegar a ser de manual, sí que fue algo más consistente que otras veces, sobre todo en cuanto a rotaciones y ayudas. Y el rebote, clave en el día de ayer (con un total de 42 capturas). La diferencia de valoración estadística entre ambos equipos también ayuda a entender el buen partido realizado (65-105).
Sabiendo que los equipos a veces son estados de ánimo, confiemos que esta victoria ayude a todos a sonreír más, a jugar con confianza y tener claro que sin defensa no hay paraíso.
Agora, xa chove un pouco menos.