El último vals

Miguel Gómez EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

25 may 2018 . Actualizado a las 19:38 h.

Después de dieciséis años de carretera, agotados por las giras, el alcohol y las drogas, The Band se despidió con un concierto en el Winterland Ballroom de San Francisco el día de acción de gracias. Ocho años antes, cuando se incorporó Garth Hudson con la condición de que los demás miembros le pagasen por darles clases de música, The Band no tenía un líder y las decisiones se tomaban entre todos. En 1976, enfrentado a sus compañeros, Robbie Robertson, que se había hecho con el control, decidió poner fin. El concierto lo grabó Martin Scorsese, entrevistó a los miembros de la banda, y lo convirtió en un largometraje. Nunca es tarde para descubrirlo o revisarlo. Os recomiendo que sigáis al pie de la letra el consejo con el que empieza: esta película debe verse a todo volumen. «Es el último vals, pero eso no significa que se haya terminado la fiesta», cantaron para cerrar el concierto, pero su fiesta sí había terminado

Los exteriores de Baskonia comenzaron metiendo lo humano y lo divino, Simons y Thomas salieron con las guitarras desafinadas y los árbitros, en la mesa de sonido, se liaron con el botón del 2+1. Tomó ventaja el equipo de Pedro Martínez pero las rotaciones sentaron mejor al Obra. Por si alguien lo dudaba, se agarró al partido. Lo hizo toda la temporada y no iba a dimitir hoy.

En la segunda parte, Rado y Pustovyi dominaron el juego interior. Baskonia repartió minutos pensando en el playoff y en que Granger recuperase sensaciones, pero nunca se desenganchó y recuperó al final del partido el acierto, el divino y el humano. Poco importaba. Vendrán nuevos jugadores y los entrenadores volverán a armar un equipo. Nunca es el último partido en Sar.