Moncho Fernández, alquimista y alma del Obradoiro

Manuel García Reigosa
m. g. reigosa SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

«Es el equipo de mi corazón, el de mis padres, de mis amigos, de mi ciudad», afirmó el técnico tras su renovación

22 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Moncho Fernández cumple su novena temporada en el Obradoiro. Tenía firmado hasta el 2020 pero acaba de alargar el compromiso un año más. Evidentemente, la primera de las llaves que explica una travesía tan larga es la de los resultados. Cumplió en su primer curso con el objetivo del ascenso y viene cumpliendo desde entonces con lo que se ha dado en llamar el título de la permanencia. Pero hay otra clave que va más allá del balance deportivo. Al Alquimista de Pontepedriña nadie tiene que explicarle qué es el Obradoiro y pocos pueden trasladar una imagen del club y de su afición con la precisión y la pasión de sus mensajes y de su trabajo en el día a día.

No hay más que repasar la rueda de prensa que ofreció en compañía del presidente, Raúl López, para hablar sobre la nueva extensión de su contrato: «Desde el primer día soy muy consciente de los medios que tiene el club»; «Nos dan lo mejor que pueden»; «Del Obra siempre se esperan otras cosas (además de los objetivos deportivos). Nuestro público espera lucha, espera pelea, espera estar orgulloso de los jugadores que llevan su camiseta, espera que la tradición de estos años se mantenga. Para mí, esas son también las expectativas, ser fiel a lo que somos dentro y fuera de la pista». Le preocupa y se ocupa de la materia, pero sin descuidar el alma.

Es algo que también queda de manifiesto cuando reflexiona sobre el tiempo que lleva en Sar y no habla del ascenso, del play off o de la Copa del Rey, por citar tres momentos de mucha magia. Habla de la evolución: «El club eran dos mesas y poco más. A golpe de muchísimo trabajo, esfuerzo y demás se fue construyendo un club. De lo que estoy muy orgulloso, ya no como entrenador sino como aficionado, es de ver el club que estaba y el club que está».

 La evolución del club

Y pone ejemplos de esa progresión: «Recuerdo que después de ascender el objetivo era conseguir ser un equipo que se asentase en la liga, y luego ir creciendo en aspectos como masa social, empresa... Un montón de cosas. De aquellas sillas metafóricas hasta hoy hay muchas cosas. Hay una cantera, que empieza a dar sus frutos, que cada vez tiene más equipos clasificados para los campeonatos, que compiten, que se forman... Podría hacer un recorrido por todos los departamentos que hoy en día existen, que hacen más fácil nuestro trabajo y entonces no estaban».

El Alquimista de Pontepedriña se confesó encantado «con el presente» que le está tocando vivir. Así lo indicó al ser preguntado respecto a si alguna vez se había visto en un club con más aspiraciones que el Obradoiro. Recordó que la ACB es «la segunda liga más importante del mundo» y que solo hay «18 banquillos disponibles». Uno es el que ocupa él, y con valor añadido: «Es el equipo de mi corazón, el de mis padres, de mis amigos, de mi ciudad». El presidente reconoció que había tenido «oportunidades de ir a otros clubes con más aspiraciones».

Como en ocasiones anteriores, el Obra ha optado por la renovación sin esperar a que se agotasen los tiempos. De no haberlo hecho así, quizás la etapa de Moncho Fernández en el Obradoiro hubiese sido más corta. No hay constancia de ninguna oferta en firme, pero sí de sondeos para conocer su situación. Uno de ellos, días después de que hubiese acordado su continuidad en Sar, por lo que no pasó de ahí. Tras la rueda de prensa de la extensión de su contrato se fue a su despacho para seguir con el trabajo porque, como él mismo dijo, para los entrenadores lo que cuenta es «el presente inmediato». En su caso, el entrenamiento de la tarde y el partido del domingo en Málaga.