Un Obradoiro difícil de conducir

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

No es fácil ajustar los reglajes de un colectivo muy cambiado en la configuración y el estilo

23 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin duda, la temporada más dura del último lustro para el Obradoiro fue la de las lesiones de Corbacho y Urtasun, quienes sufrieron los percances más serios en un curso que no dio tregua. El equipo estaba construido a su alrededor. Uno solo pudo disputar cinco minutos en toda la campaña y el otro jugó con intermitencias y nunca se acercó a su mejor nivel.

Esta Liga Endesa es, quizás, la siguiente en orden de dificultad, porque el equipo, acostumbrado a renovarse cada verano, se vio abocado a una profunda transformación. Una vez más, sin llegar a los tres millones de presupuesto, a pesar ingresar del orden del medio millón de euros por Pustovyi, Matt Thomas y los derechos de Whittington.

Contrastados versus jóvenes

Quizás sea una comparación algo tramposa, porque no vale aquello de cambiar una pieza por otra cuando la configuración del grupo es distinta. Aun así. Se fue Corbacho y llegó Kostas Vasileiadis. Se fue Bendzius y acabó llegando Singler, con la competición ya en marcha, en una operación animada por el fuerte esguince de tobillo que arrastraba De Zeeuw. El que empezó la temporada fue Kendall Stephens, que finalmente alcanzó un acuerdo para rescindir su contrato. Se fue Radovic y llegó el pívot belga. Se fue Matt Thomas y llegó Andreas Obst. Y se fue Pustovyi y llegaron Brodziansky y Hlinason.

Dejaron Sar jugadores contrastados y recalaron tres veteranos y tres jóvenes debutantes en la Liga Endesa. Y uno de los tres expertos llamado a ser pieza maestra en el engranaje, Maxime de Zeeuw, apenas ha podido rendir por las lesiones. Además, los percances que sufrieron en distintos momentos Ben Simons y Pepe Pozas han pasado una factura más cara de lo que pudiera parecer.

Así las cosas, ajustar los reglajes de este equipo está resultando más complicado que nunca esta temporada. Las ausencias de De Zeeuw han obligado a dar más protagonismo a Brodziansky, Spires y Hlinason, tres jóvenes con poco recorrido en la élite. Los bases apenas aportan el 10 % de la anotación, los que menos en la Liga Endesa, pero son los que más asistencias reparten. Más del cincuenta por ciento de los puntos se concentra en los jugadores del perímetro. Y no es un equipo que encuentre refugio en la defensa, como sucedió en otras campañas. Por eso sufre cuando pierde fluidez en ataque. No es fácil conducir este Obradoiro.

Con todos los problemas habidos, el equipo suma once victorias y tiene a cinco rivales por detrás en la clasificación.

No es la primera vez que el colectivo de Moncho Fernández llega a una recta final de temporada en plena lucha por la permanencia. Pero, a diferencia de otras ocasiones, no hay ningún adversario descolgado.

Ahora encara un doble desplazamiento para medirse al Gipuzkoa y al Andorra. Después tocan dos partidos seguidos en casa ante los dos equipos canarios. Y no estaría de más que Sar recuperase empuje. Frente al Fuenlabrada animó y a pesar de la dura derrota reconoció el esfuerzo del plantel a la conclusión de la contienda. Pero no fue el Sar de los mejores días, en una cita que hubiese allanado la recta final de campaña. Ahí también tendrá algo que decir y hacer el club. El Balaídos de las últimas jornadas, por buscar un paralelismo cercano, ha recuperado brío. Y resultados.