Rafa García: «Esta temporada es para mí como un máster»

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

El joven base del Obradoiro disfruta de su estreno en el baloncesto profesional

23 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Rafa García llegó al Monbus Obradoiro con 17 años, al conjunto júnior. Esta es su cuarta campaña en el club y ha conseguido hacerse un hueco en el primer equipo, a pesar de estar parado más de un año por dos lesiones de rodilla. Su mayor deseo es aprovechar la oportunidad, seguir creciendo y disfrutar del baloncesto. «Esta temporada es para mí como un máster», subraya.

Recuerda su primer día en Santiago, acompañado por su padre, para conocer la entidad y el entorno en el que iba a vivir. También recuerda las primeras llamadas de Denís Pombar, cuando militaba en el Mieres: «Después vinieron él y Pepe Casal a verme. Tenía otras opciones, pero el interés mostrado desde el principio fue el que me animó a venir».

Desde el primer momento veía la ACB «como el objetivo de cualquier chaval que se dedica a esto, sabiendo que es muy difícil». Pero nunca se obsesionó: «He trabajado mucho para llegar, aunque sin planteármelo como algo irrenunciable».

Está encantado con sus compañeros de demarcación, empezando por Pepe Pozas, al que conoce desde su llegada al club. Para dar cuenta de la calidad humana del capitán, recuerda la anécdota de aquel desplazamiento a A Coruña para hacer un examen: «Fue al día siguiente de lesionarme. Era súper temprano y me había planteado no ir. Pepe se enteró y me dijo que ni de coña. Y me llevó él». En el día a día lo ve como «un líder, dentro y fuera de la pista, muy adaptado al juego que quiere Moncho. Su nivel ha crecido mucho y aporta una barbaridad».

En el poco tiempo que ha coincidido con Kartal Ozmizrak, hasta que se lesionó, percibe que se trata de un base «capaz de organizar al equipo y de anotar. Ojalá lo pueda demostrar pronto».

Lo de Oliver es como un añadido al máster con el que no contaba: «Lo recuerdo de verlo en la tele desde que era pequeño y me parece que es un ejemplo, un referente. Compartir vestuario con él es increíble. No hace falta describirlo con palabras. Es súper listo en la pista».

Le ha tocado vivir su primera convocatoria como profesional sin el calor del público, y lo asume estoicamente: «Se nota mucho esa falta. Tratas de pensar en que toda nuestra gente lo estará viendo y animando desde casa. Durante el partido, te concentras en el juego y puedes llegar a aislarte. Pero luego piensas en lo que hubiese podido ser Sar el domingo en el último cuarto... Y el Miudiño por megafonía... Algún pelo se puso de punta a pesar de todo».

También asume la rutina de las pruebas PCR y de las medidas para tratar de evitar contagios: «Hay que adaptarse a la nueva normalidad e intentar llevarlo lo mejor posible, estar en nuestra propia burbuja y reducir los riesgos al máximo».

En esas está, muy centrado en el baloncesto y sin descuidar los estudios: «Estoy matriculado en Psicología por la UNED y empiezo tercero. Cuando vuelves de los entrenamientos cuesta coger los libros, pero no se puede pensar solo en el deporte. Hay que tener algo detrás. Es cuestión de fuerza de voluntad y de ponerse».