El Obradoiro se aferró a su tenacidad

Manuel García Reigosa
M. G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

Aguantó en pie los golpes más duros de una temporada que no dio tregua

21 may 2022 . Actualizado a las 21:01 h.

Si en lugar de baloncesto se tratase de boxeo sería difícil discutir que el Monbus Obradoiro salvó la temporada por su capacidad para mantenerse en pie en los momentos más comprometidos y para sobreponerse a las adversidades.

Hubo tres derrotas especialmente delicadas. La primera, a mediados de febrero, cuando recuperó su partido pendiente ante el Betis en Sar. Tenía la oportunidad de sumar la octava victoria y dejar al rival en cuatro. El Burgos tenía cinco. Dilapidó la última posesión, en un pase algo forzado de Hobbs a Thomas Scrubb, que se quedó sin espacio. El choque se fue a la prórroga y se lo llevaron los sevillanos.

Los caprichos del calendario y el aplazamiento de la decimonovena jornada al completo propiciaron que el Monbus Obradoiro tuviese que encarar tres desplazamientos seguidos ante tres rivales directos después de la vigésimo sexta jornada, a la que se llegó con la siguiente clasificación: Fuenlabrada y Obradoiro, nueve victorias; Andorra, Burgos y Zaragoza, ocho; Betis, seis.

El equipo santiagués cayó en Fuenlabrada por un punto después de que Robertson marrase la última posesión. Salvó el basketaveraje. En Zaragoza perdió el partido y el basketaveraje. De haber perdido el siguiente choque, en Burgos, se hubiese visto en puestos de descenso. Pero lo sacó adelante.

Guion enrevesado

El guion de fin de temporada todavía reservaba el mayor de los bofetones, en la antepenúltima jornada. Se le escapó a dos décimas de segundos una victoria ante el Real Madrid que le hubiese dado la permanencia. Y todo por un tiro de Llull bien defendido. Le quedó tan corto que se convirtió en una asistencia a Abalde, el único que intuyó donde podía quedar aquel balón que ni siquiera tocó el aro. El horizonte volvía a ensombrecerse. Pero el equipo se repuso en Badalona en la siguiente cita, ganó y certificó la continuidad en la ACB.

El Tenerife ganó en Sar con un triple de Wiltjer sobre la bocina (81-84). En Gran Canaria (71-69) el partido entró empatado en el último minuto. Y a falta de tres segundos le pitaron pasos a Oliver en un saque de fondo. En el derbi en Lugo (80-78) a Hobbs se le salió del aro un triple para ganar el duelo. Ya queda dicho como se escaparon los choques frente al Fuenlabrada, Betis y Real Madrid. En la ultima jornada, Philip Scrubb dilapidó dos tiros libres para empatar ante el Valencia a falta de un segundo. Son siete cruces. Tan difícil como que hubiese salido cara en esas siete contiendas, en cuyo caso el Obra estaría hoy preparando una eliminatoria de ascenso.

Son muchos golpes encajados sin perder el equilibrio ni la cabeza, y sin endeudarse. Son ya once milagros en la élite, esta vez en un contexto más difícil todavía por el número de rivales directos envueltos en la lucha de la permanencia, incluidos Burgos, Andorra y Zaragoza, que nunca pensaron verse en esa agonía.