Acusados de ser testaferros de Dorado aseguran que no lo conocen de nada

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

AROUSA

22 may 2014 . Actualizado a las 14:58 h.

«Le conocí en septiembre del 2005 y hasta ese momento no tenía ni idea de que existía». Rosa María Stampa, una de las acusadas de formar parte de la red de blanqueo de dinero liderada por el narcotraficante gallego Marcial Dorado, definió en estos términos su relación con el histórico contrabandista durante el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional. Stampa, que se defiende a sí misma y está casada con el también abogado y acusado Félix Pancorbo, se enfrenta a una pena de seis años de prisión y una multa de 22 millones de euros.

Aseguró que, aunque trabajaba como abogada en el bufete de su marido, era este quien gestionaba los casos y durante años ella se limitaba a «abrir la puerta y hacer fotocopias». Cuando su esposo fue contratado como abogado de Dorado, tampoco le informó de que este había sido detenido por tráfico de drogas en el 2003. Y si ella figuró después como socia de la empresa Avenida da Ponte S.L., utilizada por Marcial Dorado para blanquear dinero, fue porque se lo pidió su marido, sin saber ella a qué se dedicaba realmente esa sociedad.

El contable José Miguel Trías Rovira, que según la Fiscalía actuó también como apoderado de varias empresas utilizadas por Dorado, declaró que «nunca» ha tenido ningún tipo de relación con el narcotraficante y que nadie le dijo que este estuviera detrás de las empresas con las que operaba.

María Isabel Comesaña, que compró a su nombre en julio de 1990 la finca portuguesa de Quinta do Feital sabiendo, según la fiscala, que el propietario real iba a ser Marcial Dorado, dijo que lo hizo para ayudar a este, que era amigo de unos conocidos suyos, a resolver problemas familiares.

Por último el Funcionario de Vigilancia Aduanera en Vigo Eugenio Fontenla, acusado de facilitar a la red de Dorado las matrículas de los vehículos de vigilancia después de que se le ofrecieran 600.000 euros para ello, negó haberlo hecho y aseguró que si guardó esos documentos confidenciales, que luego fueron incautados, fue por «curiosidad personal» y para utilizarlos en denuncias contra ex compañeros suyos que, según dijo, eran responsables de la desaparición de grandes cantidades de cocaína.

Campaña contra el juez Taín

La fiscala considera que esas denuncias de Fontenla eran parte de una maniobra de la red con el objetivo de desprestigiar a los funcionarios de Vigilancia Aduanera y al juez José Antonio Vázquez Taín, que inició la instrucción del caso, con la finalidad de evitarle a Dorado una condena «desvirtuando la labor realizada por policías y jueces que habían participado en las investigaciones». Fontenla aseguró ayer que jamás ha tenido relación con el narcotraficante gallego al que, según dijo, se le conocía como «el rey del tabaco».

Respecto a sus reuniones con el guardia civil José Manuel Sánchez Zabala, colaborador de Dorado y testigo de cargo en este juicio, dijo que se debían a que este le engaño haciéndose pasar por un abogado con la excusa de ayudarle en las denuncias que pensaba presentar.