Juanmi Doval: «Habría que variar el modelo de la Fundación»

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Doval, que vive «pegado al móvil», sostiene que Vilagarcía es una ciudad que respira por y para el deporte

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La sección le viene al pelo a Juanmi porque le encanta cocinar. Y no solo cocinar, también comprar cacharrería. «La semana pasada llegué con una paellera a casa», dice. Lo suyo va a fuego lento y con paciencia, porque su teléfono echa humo. Sobre todo durante el fin de semana. Juanmi comenzó en el atletismo, mucho antes de que en Vilagarcía hubiera estadio. Eso es algo que le ha perseguido, porque también jugó al rugbi cuando Os Ingleses estaba desplazado a Ponte Arnelas. Es curioso, pero el mismo tipo que sufrió la carencia de instalaciones de Vilagarcía es quien ahora las dirige. «Competí en campeonatos gallegos de cros y de pista con el Liceo Casino y luego jugué en las categorías inferiores del Arousa, pero un verano empecé en el rugbi con mis amigos, me enganchó el ambiente y dejé el fútbol», recuerda. Y en el rugbi sigue, dando sus últimos coletazos. Chamy, como se le conoce en el mundillo del balón oval, fue de los pioneros. Formó parte del primer equipo juvenil de Os Ingleses (en el año 91) y prácticamente de los precursores porque el club se fundó en 1988.

El salto a la Fundación de Deportes llega desde el Consello de Xerencia, del que Juanmi era miembro cuando Carlos Guerrero lo llamó. Ahora, en esta segunda etapa, fue Miro Serén, con el que ya había coincidido, quien se puso en contacto con él para que asumiera el nuevo cargo., Aquella primera etapa se inició en el 2003. «De aquella conocía el funcionamiento de la Fundación pero desde el otro lado y al principio imponía respeto. Ahora ya tenía más experiencia y formación y me lo tomé de otra manera».

Tres lustros entre una etapa y la otra en los que el deporte ha crecido de manera exponencial en Vilagarcía. «Crecieron el número de disciplinas deportivas y, dentro de las que ya había, el número de equipos que tenía cada club. Esta temporada, por ejemplo, solo el baloncesto solicitó 317 horas de entrenamiento. Esa implicaría nueve pabellones solo para el baloncesto. Y no los tenemos. Es imposible contentar a todos porque todos quieren más».

Y más allá de las modalidades oficiales, hay que buscar hueco en las instalaciones también para la propia oferta de la Fundación. Para el curso que acaba de comenzar hay 980 solicitudes y muchas de ellas para más de una modalidad porque se pueden apuntar hasta en cuatro actividades. A ellos hay que unirles trescientos niños.

Juanmi no se esconde y apunta al centro de la diana: «Habría que darle una vuelta al modelo de la Fundación. No sé de qué manera pero sí habría que hacerlo porque al final acabas dependiendo de otros servicios del Concello aunque seas un organismo autónomo», explica. ¿Y cuál debería ser ese modelo? Doval señala a otras ciudades en las que ya se ha iniciado ese cambio. «El lugar más cercano es Pontevedra. Tenían un IMD y han prescindido de él y lo llevan todo a través de una concejalía. No hay una fórmula mágica», dice. Y en Vilagarcía todavía es más complicado por cómo se vive el deporte en la ciudad. «Vilagarcía es una ciudad de deporte, porque mucha gente lo practica, tanto en clubes como por su cuenta».

Juanmi vive colgado del móvil, sobre todo los fines de semana. «Soy un hombre pegado al teléfono», bromea. Por la mañana toca gestión, pero por la tarde todas las instalaciones echan humo y, ante cualquier problema, el primer número al que se llama siempre es el mismo. «Los clubes en general se portan bien, aunque es verdad que a veces cada uno mira lo suyo y no les importa el bien común», explica. Lo del comportamiento de los padres es punto y aparte. «Creo que hay un problema de educación deportiva. Ganar debería ser una consecuencia, no un objetivo».

Volviendo a las instalaciones., a la saturación de las instalaciones, es obligado hablar de las quejas del Arousa por los problemas que tiene el primer equipo. «Nosotros repartimos hasta las nueve y media las instalaciones para los equipos de las categorías inferiores pero ellos han decidido que su equipo sénior entrene de ocho a nueve y media, en una franja en la que las instalaciones son compartidas entre clubes. Este año se cambió el día de entrenamiento a los sub-16 y sub-18 de Os Ingleses para que ellos pudieran tener el Manuel Jiménez el campo entero. Y así pueden entrenar ellos solos el miércoles y el jueves», explica Juanmi.

El estado de A Lomba es otra historia. «Estamos trabajando en el campo. Es cierto que este año, a raíz del Arousa Fútbol 7, quedó muy dañado. Se hizo una inversión para intentar recuperarlo para el Cidade de Vilagarcía, pero ya luego no hubo descanso por los partidos amistosos que jugó allí el Arousa», explica.