Macrooperación internacional para atajar el tráfico de marisco ilegal desde Portugal

R. Estévez / J. Romero / M. Gago REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Depuradoras de Arousa y Pontevedra fueron registradas en busca de documentación falsa

14 mar 2018 . Actualizado a las 15:25 h.

El estuario del Tajo, en Lisboa, es zona franca de trabajo para miles de mariscadores furtivos. Ellos son el primer eslabón de una cadena que mueve cantidades ingentes de almeja japónica ilegal, un producto que, a través de un circuito en negro, se lanza al mercado desde distintos puntos de Portugal y de España. En este contexto se enmarca la operación internacional que ayer se desplegó por varias localidades gallegas, la mayoría en la ría de Arousa. La Policía Marítima lusa, la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional, la Policía Autonómica y el Servizo de Gardacostas sumaron esfuerzos para registrar numerosas empresas y depuradoras de mariscos. En esta ocasión no buscaban partidas ilegales, sino papeles. En concreto, documentación que permitiese apuntalar y dar cuerpo a las investigaciones que desde hace dos años está realizando la policía portuguesa.

El potente operativo se lanzó a primera hora de la mañana, cuando las fuerzas combinadas hispano-lusas desembarcaron en varios municipios de la comarca de O Salnés. Al amparo del juzgado número 4 de Cambados, que había autorizado entradas y registros en hasta ocho establecimientos de la zona, los agentes, acompañados por funcionarios de las cuatro salas cambadesas, inspeccionaron con sumo cuidado cuatro depuradoras en O Grove, al menos tres en Cambados y una en Poio. Arousa fue la zona cero de un operativo que no solo se extendió por otros rincones de la costa pontevedresa -también hubo despliegue en naves de la ría de Pontevedra-, sino que también habría de llegar a varios lugares de Portugal y a otros puntos de España, como San Sebastián, Santander, Sevilla y Huelva.

Así lo explicó el jefe del operativo portugués, Manuel Serrano Faustino, que durante toda la mañana supervisó los registros en empresas depuradoras de O Grove. En el interior de las naves, el diálogo se repitió una y otra vez. «Pedíronnos documentación das compras de ameixa xapónica portuguesa dos anos 2016, 2017 e do que vai do 2018», explicaba uno de los empresarios que recibió la visita de los agentes. «O único que lles interesaban eran os papeis da ameixa», señalaba el propietario de otro de los negocios.

En esos papeles esperaban encontrar los agentes pruebas del «blanqueo» al que es sometido el marisco ilegal antes de salir al mercado. Y, según explican fuentes del sector, se han hallado guías y registros de venta falsos. «Son documentos que veñen de Portugal, expedidos polas empresas exportadoras lusas, e entendemos que non é algo que afecte ao sector galego», explicaban desde el ámbito de la depuración.

Los cuerpos de policía habían reservado dos días en su agenda para desarrollar la operación que ayer iniciaron en Galicia, y en la que estaba prevista la ejecución de casi una veintena de registros. De momento, explicaba ayer el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, no consta que se haya producido ninguna detención en relación con este asunto. Serrano Faustino señaló que los delitos que se están investigando son graves y pueden acarrear hasta cinco años de prisión por atentado contra la salud pública y por falsificación de documento.

La dimensión del operativo desplegado en la costa pontevedresa da cuenta del tamaño del problema. Las cofradías gallegas llevan años alertando de la entrada masiva de almeja portuguesa. Un producto que, extraído ilegalmente incluso de zonas contaminadas, se salta todas las normas y controles para inundar los mercados tradicionalmente ocupados por el bivalvo de las rías. Desde la UDEV confirman las quejas de los productores gallegos. Según explicaron fuentes de esta unidad policial, la cantidad de marisco que se mueve ilegalmente a través del circuito sobre el que ahora se está estrechando el cerco es, efectivamente, «masiva». «Hai depuradoras que nunha noite moven máis marisco ca unha lonxa en hora de poxa», explicaban desde varias cofradías arousanas.

Un ejército de inmigrantes furtivos y una gran estructura delictiva

Cada día, cientos de hombres y mujeres salen a mariscar al estuario del Tajo, en Lisboa. La mayoría son inmigrantes llegados desde Rumanía, Ucrania, Moldavia y Tailandia. Son los llamados apañadores, que malviven en el ángulo oscuro de un Portugal que reverdece. Según explica la policía portuguesa, este ejército es la base de una organización que ha convertido el furtivismo en una empresa perfectamente organizada. Una vez recolectado el marisco -hay zonas en la desembocadura del Tajo en las que la contaminación es insoportable- los apañadores lo trasladan a los barracones en los que se les pagan sus magros ingresos tras pesar el producto. Este no ha hecho más que empezar su camino hacia el mercado.

Una red de vehículos, en ocasiones camuflados como transportes de medicinas, mueven la almeja a diversos puntos de España. Galicia es el principal, aunque no único, puerto de entrada de este marisco ilegal. Llega apadrinado por empresarios dedicados a la exportación de pescado que facilitan documentos de origen falsos, los mismos que ayer rebuscaba la policía en las depuradoras gallegas desde donde, olvidado ya su origen espurio, la almeja japónica es enviada al mercado. En ocasiones deshace el camino andado y vuelve a cruzar la Raia.

Serrano Faustino está convencido de que los responsables de esta compleja trama se encuentran en Portugal. De hecho, la policía lusa considera que este negocio del furtivismo es una rama más de un tronco delictivo que estaría relacionado también con delitos como robos, tenencia ilícita de armas, tentativas de homicidio, trata de personas o delitos contra los derechos laborales.

Satisfacción en las cofradías

Ese es el contexto en el que se captura y se comercializa la almeja extraída ilegalmente del estuario del Tajo, donde hay amplias zonas en las que su pesca está prohibida debido a la mala calidad de las aguas. En este caso, se trata de delitos contra la salud pública por la puesta en el mercado de marisco contaminado, y de falsificación en documento público puesto que las guías del producto son alteradas para dar un barniz de legalidad a ese tráfico.

Que el operativo realizado ayer se centrase en la búsqueda de papeles, en cercar la estructura misma de la organización, fue celebrado por los productores gallegos. En las cofradías tienen la sensación de que esta operación marcará un antes y un después en el tráfico negro de marisco portugués. El que llega en furgoneta a cualquier hora.