La cofradía de A Illa aplica, desde ayer, un expediente de regulación de empleo ante la crítica situación en la que se encuentra el pósito. Con el sector marisquero parado, la actividad en la lonja es nula, y los ingresos también. En ese contexto, a la dirección del pósito no le ha quedado más remedio que tomar una decisión dura: aplicar medidas para recortar los gatos en personal. «Outra cousa é inviable», decía ayer, profundamente abatido, el patrón mayor isleño, Juan Rial Millán.
La cofradía de A Illa tenía alrededor de una veintena de trabajadores en plantilla, entre personal de la lonja y de oficinas y servicio de vigilancia. «Quedarán tres vixiantes e alguén na oficina para darlle curso ao que sexa imprescindible», indicaba Rial Millán. Considera el patrón mayor que entidades como la que él preside, que viven de forma casi exclusiva de la comercialización de bivalvos, están condenadas a adoptar medidas en las que, hace tan solo unas semanas, ni se les habría ocurrido pensar. Rial Millán considera que las cofradías se encuentran en un callejón «sen saída». Y vaticina que están por venir tiempos muy difíciles.