Más de seiscientos alumnos realizan las pruebas de la ABAU en Fexdega

Sara Dorado
s. g.

Nervios a flor de piel en el primer día de la jornada de selectividad, que está teniendo lugar en el recinto ferial de Fexdega. Durante el primer asalto, más de seiscientos alumnos -el mayor número de toda Galicia- de hasta diez institutos de la comarca de O Salnés se enfrentaron a Historia de España. En un año «histórico» como este, las preguntas versaban sobre la restauración borbónica, el reinado de Fernando VII y la economía franquista. Los alumnos debían escoger entre todas las cuestiones aquellas que mejor se habían estudiado, hasta sumar un total de 10 puntos. Una flexibilidad de elección que posibilitó que la sensación general a la salida del examen fuese de optimismo.

«Podría haber sido mucho peor» decían algunos. Historia de España suele ser de los exámenes más temidos por los alumnos, ya que es uno de los más teóricos, así que el poder realizar la prueba más compleja a primera hora de la mañana fue un cambio que muchos agradecieron: «Quitarse Historia de encima ya te tranquiliza», aseguraba Paula, alumna de A Basella, el único instituto con bachillerato en Vilanova.

Este sistema es uno de los cambios clave de este año. La Comisión Interuniversitaria de Galicia (CiUG) decidió repartir los exámenes troncales -los comunes para todos los estudiantes- en los dos primeros días y siempre a primera hora de la mañana. De esta forma, los estudiantes que no tengan que examinarse de ninguna asignatura optativa podrán irse a casa y así evitarán las aglomeraciones fuera del recinto.

Y se irán a casa en el coche de algún familiar, porque este año institutos como A Basella, que normalmente ponía a disposición de los alumnos un autobús con el que ir a las pruebas, ha optado por eliminar el servicio, para que así cada estudiante se mueva al recinto de manera individual y se evite al máximo el contacto con los demás chicos.

El último repaso

Media hora de descanso, que algunos aprovecharon para dar un repaso de última hora a los apuntes, y a por el segundo examen obligatorio del día, que fue Lengua Castellana y Literatura. Los alumnos tuvieron que verse las caras con el modernismo y el teatro de Buero Vallejo. Como lecturas a analizar, un clásico literario como Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, y un contemporáneo, El lector de Julio Verne de Almudena Grandes, una novela inspirada en la larga posguerra española.

En cuanto al debate sobre mascarilla sí o mascarilla no, lo cierto es que al final la elección dependió de cada uno. Era recomendable usarla, pero no era obligatorio. Aun así, la mayor parte del alumnado entrevistado aseguró que hizo el examen con ella puesta. Eso sí, una vez fuera del pabellón, mientras los chicos comentaban cómo les había ido y disipaban dudas consultando los apuntes, hubo algún que otro despistado que se olvidó de mantener la mascarilla puesta. Cosas de los nervios.

Muchos de los estudiantes que se arremolinaban a las puertas de Fexdega aseguraron que se sentían tranquilos por las medidas de seguridad. El Concello de Vilagarcía es el encargado de desinfectar el recinto una vez finaliza la jornada. Los jóvenes explicaban que eran sus padres los más preocupados por las medidas de seguridad. Muchos de ellos elogiaron la organización y preparación del espacio. Para evitar confusiones, cada pupitre está identificado con los datos del alumno al que corresponde. Una manera de reducir las posibilidades de contagio.

Futuros ingenieros, maestros, enfermeros o médicos se encuentran ahora en el ecuador de las pruebas que podrían determinar su futuro. Hoy, turno de Lingua Galega y de la primera lengua extranjera -Inglés o Francés, normalmente-. Por la tarde es el debut de Latín, Matemáticas puras, Artes Escénicas, segunda lengua extranjera, Dibujo Técnico, Química y Griego.

El instituto Castro Alobre, que ha cedido los pupitres, será también el encargado de custodiar los exámenes, a la espera de que sean trasladados a Santiago.

 Desde los pupitres

MONICA IRAGO

  • «Poder hacer Historia de España al principio me ayudó a calmarme». Lo afirma Paula, una joven de Vilanova. Buenas sensaciones entre el instituto vilanovés tras el primer examen y mucho más tranquilos después de leer los temas que les habían tocado. Eso sí, el examen empezó unos veinte minutos tarde, y eso fue «lo peor», aseguran un grupo de estudiantes del centro al hablar de ese pequeño retraso.

MONICA IRAGO

  • «Bastante bien organizado, yo estaba muy tranquila», dice Sonia Vázquez, que eligió hacer las preguntas de romanización y Fernando VII y realizó el examen con la mascarilla puesta, a pesar de que no era obligatorio. Cree que le salió «bastante bien» y se ve cada vez más cerca de su meta, estudiar el grado de Educación Primaria. En cuanto a las medidas tomadas frente al covid-19, sostiene que el espacio «estaba bien organizado», con suficiente distancia entre las mesas -concretamente dos metros de separación-, lo cual la «tranquilizó bastante a la hora de hacer el examen».

MONICA IRAGO

  • «Estudié justo lo que entró». Muy esperanzado salía del examen Simón Ferreiro, un futuro ingeniero informático que ve más factible estudiar la carrera en A Coruña que en Santiago, debido a la nota que exigen en tierras compostelanas. Comentaba que había estudiado «justo lo que entró en el examen», aunque reconoce que los nervios le jugaron una mala pasada: «Al principio no me acordaba absolutamente de nada, pero después ya me tranquilicé».