Los italianos de Lanzada que quisieron conocer A Lanzada meca

Antonio Garrido Viñas
ANTONIO GARRIDO O GROVE / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

Giorgio y Juan Carlos se presentaron en el despacho del alcalde de O Grove para proponer un hermanamiento con el municipio arousano

16 sep 2020 . Actualizado a las 11:21 h.

La agenda del alcalde de O Grove guardaba ayer una sorpresa espectacular. Tocaba hablar de A Lanzada, pero no de la playa. Tocaba hablar de una localidad homónima al arenal, que está situada al norte de Italia y que tenía ayer a dos de sus vecinos en la península meca, que se presentaron con la misión de hablar con Jose Cacabelos y de proponerle una idea nada descabellada.

No eran dos vecinos cualquiera, porque uno de ellos, Giorgio Nana, es el padre del actual alcalde de la Lanzada italiana. El otro es su amigo, Juan Carlos Montagno Restreppo, con el que se vino de vacaciones a Galicia «para hacer un poco de turismo -cuenta Giorgio- y para conocer A Lanzada». Y han quedado encantados con lo que han visto. El paisaje es muy diferente al suyo porque Lanzada está al norte de Italia, en plenos Alpes y prácticamente en la frontera con Suiza. De hecho, cuenta Giorgio que en su localidad -de poco más de mil habitantes- hay algún pico montañoso que supera los cuatro mil metros.

Giorgio y Juan Carlos se presentaron en O Grove con una idea en la cabeza. Quieren promover algún acto de hermanamiento en la localidad arousana y la italiana. Y dicen que no se van descontentos con la respuesta de Jose Cacabelos. «Ha estado muy amable y ha mostrado interés por nuestro pueblo», asegura Nana, que no se cansó de invitar a todo aquel que quiera a visitar la zona. Dice que, al margen del indudable encanto que tiene durante el invierno, con la nieve y el esquí como protagonistas, también guarda notables encantos en forma de senderismo y paisajes.

La idea de Giorgio y Juan Carlos ha quedado en el despacho del alcalde de O Grove, al que la regalaron un banderín de la localidad italiana por cierto, y habrá que esperar si llega a buen puerto. Algo más de dos mil kilómetros separan a ambos lugares, tan cercanos por sus nombres.