Santórum, a un paso de salir de la cárcel de permiso

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO REDACCIÓN / LA VOZ

AROUSA

Juan Carlos Santórum, en una imagen de archivo durante un juicio por el que fue condenado a dos años de cárcel por sobornar a guardias civiles
Juan Carlos Santórum, en una imagen de archivo durante un juicio por el que fue condenado a dos años de cárcel por sobornar a guardias civiles Cedida

El presunto narco reside en un módulo tranquilo de A Lama, no se le considera conflictivo y ya puede pedir días sueltos, pese a los cargos por los 3.824 kilos de cocaína del MV Karar

18 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Carlos Santórum Navazas lleva una vida apacible en la prisión de A Lama. Pasa los días en el módulo 12, considerado de confianza, autogestionado por los propios reos y de vigilancia reducida. Junto a él, en los talleres ocupacionales, narcotraficantes, violadores y terroristas. El arousano, aún presunto narco, cumple pena por corromper a dos agentes especializados en crimen organizado. Le impusieron dos años y ya cumplió la cuarta parte, requisito para solicitar permisos de días sueltos. Nada que ver con los primeros meses que pasó entre rejas. 

 Inició el cumplimiento septiembre, también en el penal de A Lama. Se le catalogó como preso FIES2, que implica mayor control y traslados frecuentes para no establecer corruptelas con funcionarios o cambalaches con otros internos. De ahí que este enero se acordasen dos desplazamientos a Castilla León. Viajó primero a Burgos, donde permaneció unas semanas. Luego lo desplazaron a Segovia para, recientemente, regresar a la prisión de su provincia, pero mejorando la posición interna.

Hace días que Santórum fue despojado de su categoría de preso peligroso. Ya no es FIES2, y eso facilita su vida tras los muros de A Lama. La situación no pasa desapercibida entre la plantilla que lo custodia. «Corrompió a dos agentes y aquí se mueve con soltura. Es echado para adelante, pero mide, no se pasa. Le gusta vivir bien y no sé arriesga a un parte por mala conducta», detallan trabajadores del penal antes de añadir: «Saldrá cuando le autoricen, pero por plazos ya puede pedirlo, a pesar de la otra acusación por un alijo».

Los funcionarios de prisiones aluden a todo lo relacionado con el porte de 3.824 kilos de cocaína confiscado, hace un año, a bordo del MV Karar. Juan Carlos Santórum y su hermano, Ricardo, figuran -según la tesis del Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo, la Fiscalía Antidroga de Pontevedra, el Greco Galicia de la Policía Nacional y el Servicio de Vigilancia Aduanera- en lo más alto de una organización compartimentada. Desde reparar y construir lanchas artesanales de tamaño ilegal para organizar descargas a blanquear el dinero ganado.

Los Santórum, a mayores, gestionarían una red de naves repartidas por las Rías Baixas para almacenar las embarcaciones. También tendrían capacidad para colar alijos por contenedores en puertos, o mediante veleros, igualmente por las costas de Galicia. Incluso gestionarían la venta directa, en paquetes de un kilo, a otros proveedores en España. La investigación afloró nuevamente el talento de Santórum para ganarse el favor de funcionarios corruptos. En el procedimiento judicial figura uno de Aduanas, ya en prisión, y se menciona a otro que, se añade, está destinado en Vigo. A mayores, prendas oficiales del uniforme de la Policía Nacional, inhibidores de micrófonos, cámaras espía y detectores de GPS.

Imputados

Pero los cargos derivados del MV Karar no implican, desde hace meses, nada acuciante para Santórum ni los otros detenidos en tierra. Al menos hasta el juicio. Estos últimos, tras ingresar inicialmente en prisión en régimen provisional, volvieron a la calle a cuentagotas a las pocas semanas. Los argumentos de la Audiencia Provincial de Pontevedra, al resolver los recursos de las defensas, resultaron contundentes. Denuncian «falta de motivación» en los autos de ingreso en prisión del Juzgado número 3 de Vigo, añadiendo que la decisión de privarlos de libertad «no se habría basado tampoco en unos concretos indicios o sospechas de los hechos específicos que se les atribuye».

La Audiencia de Pontevedra, ya al detenerse a Santórum tras cuatro meses fugado, se pronunció en los mismos términos. Y eso que él arrastra la condición de líder de la trama. Incluso cifró en 30.000 euros la fianza para, de no ser por la condena que arrastraba, regresar a la calle. De ahí la paradoja de su situación actual: hace un año era señalado como el nuevo gran capo de Arousa y de Galicia, y ahora está a un paso de regresar a la calle de permiso y sin excesiva presión para sobrellevar el tiempo que le resta entre rejas.