Roban pinos y eucaliptos centenarios de un monte particular en Cambados

Rosa Estévez
rosa estévez CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

Mónica Irago

Los propietarios han denunciado ante la Guardia Civil la desaparición de los árboles

18 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El lugar de As Quintáns, en Castrelo, tiene algo de bosque encantado. La ruta de senderismo que discurre por esta zona de la desembocadura del Umia se despliega bajo la sombra protectora de enormes pinos y eucaliptos. Los oídos bien entrenados pueden descubrir, llegado de entre las ramas de los árboles, el canto del cuco. Este es el escenario de un robo. Una familia de Cambados ha denunciado ante la Guardia Civil que parte de una finca de su propiedad ha sido arrasada. Alguien entró en ella, obviando marcos y leyes, y taló unos árboles con cien años de historia y un gran valor simbólico para sus propietarios. En concreto, los cacos de la madera se llevaron ocho pinos y tres eucaliptos. Lo que queda de sus troncos permite imaginar su porte: algunos medían metro y medio de diámetro.

El robo fue descubierto casi por casualidad. Los propietarios de la finca la habían visitado por última vez a finales de febrero. Entonces todo estaba en orden. Pero hace unos días llegó a sus oídos un comentario que les hizo sospechar que algo había pasado en su terreno. Cuando volvieron a él se encontraron con un enorme claro en el lugar en el que debían estar sus árboles. De ellos solo quedaban ramas y restos esparcidos sobre el suelo.

Nada más descubrir lo ocurrido, el pasado jueves, los afectados se pusieron en marcha. Hablando con los vecinos descubrieron que, unas tres semanas antes, en el monte había trabajado una cuadrilla al completo, con tractores, grúas y camiones. Nadie le dio importancia: los vecinos más próximos dieron por hecho que había sido la familia Briones la que había ordenado el corte de los árboles, que se realizó con total parsimonia. Los afectados contactaron también con personal de la Consellería de Medio Ambiente, que suele vigilar una zona protegida por la Red Natura. «Uno de los de la Xunta nos dijo que tenía conocimiento de la tala», explica Paula Briones, aún incrédula ante todo lo ocurrido. «Parece ser que cuando pides la autorización en Montes para hacer una tala, hay un epígrafe al final de todo que pone que se da por supuesto que el solicitante es el propietario de los árboles que se van a talar», dice sin terminar de creerse la historia en la que se ha visto envuelta.

Tino, el padre de Paula, recordaba ayer que los árboles en cuestión llevaban varias generaciones en la familia. A su padre ya le habían hecho varias ofertas para que los vendiese, porque eran ejemplares «de máis de vinte metros de alto» y que habían crecido rectos y majestuosos.

Varias ofertas

A él también le plantearon en varias ocasiones un negocio que rechazó, por un lado, por cumplir el deseo de su padre y, por el otro, por su amor por la naturaleza y el entorno. Y es que en esos árboles hallaban cobijo muchas de las aves que cada año visitan la ensenada del Umia.

Los pájaros tendrán que buscar otros lugares en los que anidar. Y Tino y su hija seguirán buscando, también, al responsable de lo ocurrido en su finca. Tienen un hilo del que tirar: un trabajador de la Xunta les indicó que la tala fue realizada por una empresa de Cambados que se dedica a realizar trabajos forestales. El nombre de la firma en cuestión fue incorporado ayer por la tarde a la denuncia presentada ante la Guardia Civil. Pero Paula y Tino saben que, ni siquiera encontrando a quien se llevó sus árboles, conseguirán verse resarcidos. «Non é o valor económico, é o valor sentimental que para nós tiñan», explica él. No es fácil ver cien años de historia cortada por lo sano.