El mejor azor de España vuela en Meaño

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

MEAÑO

MARTINA MISER

El criador Ignacio Orge y su ave se proclamaron campeones de España de cetrería el fin de semana pasado en Osuna

11 dic 2018 . Actualizado a las 22:08 h.

A Ignacio siempre le gustaron las aves y, de hecho, adaptó su casa en Meaño para poder tener ejemplares de varias especies. Esa afición dio un paso más hace cuatro o cinco años, cuando decidió dar un paso más y dedicarse a la cetrería. No es fácil tener esa afición en O Salnés porque no hay espacios adecuados y para entrenar a sus aves tiene que desplazarse como mínimo hasta el monte Castrove. Es un simple pasatiempo, porque él es funcionario de profesión, pero lo que comenzó siendo una actividad únicamente para pasar el rato le está dando muchas alegrías últimamente.

El trabajo da sus frutos y él lo pudo comprobar de primera mano el pasado fin de semana en el Campeonato de España de cetrería que se celebró en Osuna. Allá se fue, tras haber ganado también el título autonómico este mismo año, con tres aves: un águila de Harris, un cernícalo y un azor. Con todos fue finalista, pero fue el azor el que le dio la mayor alegría al acabar en la primera posición. Es esta una modalidad realmente espectacular, con vuelos a ras de suelo.

Modalidad de bajo vuelo

Cada especie tiene su propia categoría. Ignacio está especializado en las de bajo vuelo. Con el águila de Harris no hubo suerte en Osuna. «No salió bien el primer lance», explica, y acabó en la sexta posición. En la modalidad de pequeñas aves, ejemplares que no pueden pasar de los 360 gramos de peso, concluyó en la quinta posición. Dos plazas de finalista que tampoco están nada mal.

Todo fue mejor con su tercer ejemplar. El criador va caminando con el ave en el puño y cuando da la señal, el jurado suelta la perdiz y a partir de ahí arranca el lance, en el que se valora tanto la duración como el hecho de que el azor vaya dando aletazos y no planeando, lo que significa que está bien musculado, y que la captura sea en el aire. El ave de Ignacio cumplió a la perfección en los tres lances y se llevó el triunfo en una cita en la que participaron los mejores criadores que hay en España.

No es nada fácil entrenar a un azor porque, según apunta Ignacio, es «muy terco. Es un ave salvaje y tiene el instinto de la caza». Para adiestrarlo, él usa un pequeño gimnasio, que ha adaptado en su casa, en el que el ave va cogiendo músculo con pequeños esprints desde el posadero hasta el puño.

Con las águilas de Harris es más fácil trabajar. Ahí sí que se puede explayar Ignacio, que lleva la suya hasta el monte Castrove «porque en Meaño es imposible» y se da un paseo de un par de horas. «Ella me vigila mientras vuela, pero no se escapa porque sabe que tiene la comida en el puño», explica. En todo caso, y por si hubiera algún despiste, los animales llevan un transmisor que indican siempre donde están. Es esta tarea, la de entrenar a sus aves, a la que Ignacio debe dedicarse todos los días, pero con la que está encantado.

El azor que se proclamó campeón de España en la competición disputada en la localidad andaluza de Osuna lleva solo cinco meses con Ignacio, lo que incrementa el valor del resultado. «Son muy difíciles de entrenar. Son testarudos y no permiten fallos», explica.

Las buenas noticias comenzaron a llegar en Mesón do Vento, donde Ignacio se proclamó campeón gallego a finales del pasado mes de octubre. La cita andaluza fue la confirmación de que el binomio que forman él y su ave funciona a la perfección.

Más allá de sus aves de competición, Ignacio tiene en su pequeño refugio de Meaño toda una seria de ejemplares. Allí hay lechuzas, búhos, algún loro y hasta un cuervo. Alguna de los aves llegó a su manos tras pasar más de una penuria y ahora han encontrado un refugio ideal en las manos de este meañés.