«Es todo un mazazo para la economía, el invierno será crítico»

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido REDACCIÓN / LA VOZ

O GROVE

MONICA IRAGO

O Grove y Cambados, dos de los grandes polos turísticos de la comarca de O Salnés, lamentan las restricciones que traerán consigo el paso de ambos concellos al nivel máximo por el covid

22 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es todo un mazazo para la economía. La hostelería estaba funcionando muy bien, y ahora O Grove se la juega. Si no hay actividad económica ahora, el invierno será crítico». El análisis es de Jose Cacabelos, alcalde meco, que ha visto como su localidad pasaba del nivel bajo de restricciones al máximo de una sola vez. Tres escalones subidos de un salto y apenas 48 horas para que los establecimientos se adapten. El regidor considera que la Xunta ha actuado tarde y se pregunta qué pasa este año para que la situación, con el 50% de la población vacunada, esté desbocada. «El año pasado, con la misma cantidad de gente durante el verano, con los jóvenes también saliendo y sin vacunas, se diagnosticaron veinte casos durante todo el verano. Ahora hemos pasado tres positivos el 1 de julio a 94 el 21», subraya.

La población flotante

Cacabelos, pese a que apunta que no quiere polemizar, no pasó por alto el argumento que esgrimió el presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijoo sobre la decisión de retrasar el salto de Sanxenxo al nivel máximo. Apuntó Feijoo que había que tener en cuenta la población flotante de la localidad durante el verano. Y por ahí también atacó el alcalde meco. «A día de hoy en O Grove no somos los poco más de diez mil habitantes que se utilizan como baremo, somos dieciocho o veinte mil, y con esa población, nuestra incidencia estaría en 470 y deberíamos estar en el nivel alto», apuntó. Al regidor le preocupan también las cancelaciones que pueden llegar a partir de ahora y las condiciones para acceder al interior de los restaurantes que quedarán, explica, prácticamente solo para parejas sin hijos.

En Cambados, por su parte, la sensación es agridulce. Por un lado tanto la alcaldesa Fátima Abal como el concejal de Sanidad Tino Cordal mostraron su satisfacción por el hecho de que se haya atenido la petición lanzada desde el Concello de que la hostelería también pueda funcionar en su interior (en su caso al 30%), pero también el disgusto por pasar al nivel máximo en el que, curiosamente, la hostelería tendrá menos restricciones que ahora ahora en el alto. Algo que, en opinión de Cordal, demuestra lo que definió como incongruencia de la Xunta en sus decisiones.

También hay una honda preocupación en Cambados porque la próxima semana ya comenzarán unas fiestas del albariño muy desangeladas ante la obligación de la hostelería de tener que cerrar a la una de la madrugada y la prohibición de que se pueda reunir en la calle no convivientes a partir de esa hora al estar el municipio instalado en el nivel máximo.