El juzgado obliga al Casino a devolver a su puesto en A Toxa a una empleada trasladada a Vigo

Rosa Estévez
r. estévez O GROVE / LA VOZ

O GROVE

CEDIDA

La sentencia es firme y da la razón a las tesis de la trabajadora

17 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevaba años trabajando en el Casino de la isla de A Toxa, encadenando, uno tras otro, contratos temporales. Hasta que por fin, la empresa le ofreció en 2015 un puesto indefinido. Firmó los papeles que le pusieron delante con la misma confianza con la que había firmado todos los contratos anteriores. No se imaginaba que en la letra pequeña iba esta vez una cláusula en la que la empresa apuntaba su intención de abrir una sede en Vigo e introducía la posibilidad de que la trabajadora fuese a ser trasladada a ese emplazamiento. Y llegó el momento en el que Luckia comunicó a Romina Calvo su decisión de enviarla a sus nuevas dependencias en la ciudad olívica, donde debería haberse incorporado el 2 de abril de este año. Ella no se resignó ante ese traslado forzoso y, aunque no lo tuvo fácil -«se me cerraron muchas puertas en la cara», cuenta- finalmente encontró una abogada, Tania González, dispuesta a escucharla y a defender su causa. Ambas celebran estos días una sentencia que reconoce el derecho de Romina «a ser repuesta en las anteriores condiciones de trabajo, en el centro de trabajo sito en la calle Don Pedro, en A Toxa, O Grove, dejando sin efecto la decisión tomada por la empresa».

El juicio se celebró en el juzgado de lo social número 4 de Pontevedra, y fue el epílogo de una causa iniciada anteriormente por la misma razón, pero que quedó en suspenso al decidir la empresa paralizar el traslado. En esta ocasión, sí se ha dictado sentencia. Y en ella, la titular de la sala concluye que se «se cumplen los requisitos para considerar que se trata de una cuestión de movilidad geográfica; la distancia -entre O Grove y Vigo- supera los 30 kilómetros y no hay facilidad para el transporte público y menos en horario nocturno. El tiempo de desplazamiento supera con creces el 25 % de la jornada laboral y los costes son superiores al 20 % del salario». Unas circunstancias que no fueron rebatidas con éxito por parte de la empresa, quien centró su defensa en la cláusula firmada por la trabaja en su contrato. Al respecto de esta cuestión, además de considerar esa cláusula nula, señala que la empresa en ningún momento explica «las razones empresariales para efectuar el traslado, ni se alegan ni se justifican». Por lo demás, de los testimonios recogidos en sala se deriva que «los contratos se firmaban sin que existiese negociación y sin leerlos, que era un mero trámite (...) se firmaban todos ya que o se desconocía la cláusula, o se tenía el convencimiento de que el traslado, en caso de producirse, sería voluntario, ya que tenían la palabra de la dirección de la empresa, hecha pública en una reunión», dice la sentencia del juzgado de lo social.

Romina Calvo no oculta su satisfacción ante la batalla ganada: es como el triunfo de David contra Goliat. Ahora, confía en que otros compañeros que están a la espera de juicio por la misma razón que ella vean llegar sus causas al mismo puerto. «Ojalá esto sirva a los compañeros que se ven en situación similar a la mía, son varios los afectados; creo que este traslado injustificado y abusivo que quieren imponer a aquellos que no nos queremos ir a Vigo no vine sino a confirmar el vaciamiento del Casino de la Toja, algo que los trabajadores venimos denunciando hace tiempo».

Es cierto: la plantilla lleva años denunciando que las instalaciones de O Grove están siendo paulatinamente desmanteladas. Este verano, denuncia Romina, «el casino de la Toja funcionó con menos de diez trabajadores, cerrando dos días a la semana, lunes y martes. Como dato diré que en verano, hace unos pocos años atrás, éramos unos setenta trabajadores y hace unos diez años, entre cien y ciento cincuenta». Lejos de aquella etapa dorada, los trabajadores llevan tiempo viviendo bajo la sombra del traslado del Casino, una posibilidad descartada por la Xunta que, pese a autorizar la apertura de una sala en Vigo, ha advertido en varias ocasiones que las instalaciones de O Grove no pueden cerrar. A juicio de quienes en ellas trabajan, la empresa va a intentar vaciarlas de contenido, convertirlas «en una sala de máquinas» y liquidar el patrimonio que ese establecimiento supone. «No dejéis que acaben con el Casino La Toja», pide Romina a las administraciones.