«Es desolador, ni siquiera sabemos qué va a pasar con nuestros salarios»

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Mariana y Fernando viven una pesadilla. Los embargos por un dinero legado que aún no han percibido ya han comenzado

20 ene 2018 . Actualizado a las 09:08 h.

Hubo un tiempo en el que testar a favor de alguien entrañaba un acto de cariño o reconocimiento, que beneficiaba a sus receptores. Hoy, sin embargo, este trance puede envenenarse hasta derivar en una auténtica pesadilla. La Axencia Tributaria de Galicia (Atriga) reclama a dos hermanos de Vilagarcía 150.000 euros por un derecho de cobro que su tía les legó y no han percibido. Es probable que nunca lo hagan, puesto que depende de un reparto de dividendos de difícil cumplimiento. La maquinaria de Atriga rechaza, de momento, sus reclamaciones y acaba de poner en marcha la vía de apremio. Los embargos han comenzado.

-¿Cuál es ahora su situación?

-A mí me han embargado ya este mes [quien habla es Fernando Pérez Fontán]. Lo que hicieron fue bloquear 850 euros de una cuenta bancaria, de forma que había facturas pendientes que ya no pude pagar. No sabemos cómo va a funcionar esto, si nos van a detraer una cantidad mensual o cómo lo harán. Es desolador [interviene su hermana, Mariana], porque ni siquiera sabemos qué va a pasar con nuestros salarios.

-75.000 euros por cabeza. Es mucho dinero.

-Lo es. Yo soy veterinaria, autónoma [habla Mariana], mis percepciones dependen del nivel de trabajo, no tengo un sueldo asegurado cada mes. Las facturas, sin embargo, sí llegan y no perdonan. ¿Cómo voy a pagar 75.000 euros? Tendría que hipotecar o vender una propiedad, ¿pero quien compraría ahora un piso de segunda mano? Ni siquiera creo que el banco nos diese un aval. Para mí [habla Fernando] supondría liquidar todos mis ahorros. La herencia se convierte en una pesadilla.

-Porque no hay forma de que renuncien a ella, ¿no?

-No. O lo aceptas o lo rechazas todo. Era una herencia que incluía varios bienes. La aceptamos en su momento y la repartimos. Y en todo momento pagamos nuestros impuestos. Lo único que hicimos fue excluir ese derecho de cobro de la base imponible, porque no habíamos recibido el dinero y la ley establece que este tipo de cobros condicionados se vayan tributando a medida que sus condicionantes, en este caso el pago de los dividendos, vayan desapareciendo.

-El resto, por lo tanto, está en orden y han tributado por ello.

-Por supuesto. Siempre hemos cumplido con nuestras obligaciones. Estudias, tienes una trayectoria profesional, cumples con la ley... Y te pasa esto. Es para poner todo en duda. En qué se gastarán nuestro dinero. En el Gaiás, en más asesores, en Luar...

-Sabiendo todo esto, ¿habrían aceptado la herencia en su día?

-No. No sé cómo vamos a poder vivir hasta que esto se solucione. Que se lo quedasen todo. El disgusto, la incertidumbre, las noches sin dormir... No merece la pena. En absoluto. La incertidumbre es terrible. Yo [habla Fernando] viajo constantemente al extranjero por mi trabajo. No sé si mis tarjetas van a dejar de funcionar de un día para otro. Te imposibilitan la vida normal.

-¿Cuánto tiempo llevan así?

-La reclamación de la Atriga se nos notifica en julio. Presentamos un recurso de reposición y se nos deniega en septiembre. La situación es dramática. Te puedes imaginar que algo así genera problemas dentro de nuestras familias. Culpas, discusiones entre hermanos, con tu pareja. Que si pudiste haber hecho esto o lo otro... Yo [habla Fernando] soy profesor e investigador en la Universidade de Vigo. ¿Cómo te vas a concentrar así en tu trabajo? Esto, sin pensar que cualquier día te dé un patatús. Es un verdadero atropello, te dejan en una completa indefensión.

-¿Y ahora qué?

-Hemos interpuesto una reclamación económico administrativa, que incluye la suspensión de la vía ejecutiva y de los embargos. Pero, por lo que nos dicen, el Tribunal Económico-Administrativo no la ha recibido. Por lo visto, están abordando ahora asuntos que fueron presentados en julio. Así que como mínimo habrá varios meses de retraso. Estamos convencidos de que tenemos toda la razón. Pero probablemente tendremos que ir a juicio. Y eso supondrá, como mínimo, de dos a cuatro años a vueltas.