El frío agotó las mantas para las personas sin hogar en Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Caritas recurrió a sus servicios en Santiago para mantener la distribución de equipos de abrigo

11 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque las previsiones hablan estos días de una auténtica ola de frío, lo cierto es que este invierno ya ha desatado sobre Vilagarcía jornadas gélidas. Noviembre, por ejemplo, combinó las bajas temperaturas con la lluvia, una alianza especialmente dura para quienes habitan en viviendas en ruinas o, directamente, en la calle. Lo saben bien en la agrupación de Cáritas en Vilagarcía, que ha llegado a agotar las mantas que cada temporada distribuye su gente entre las personas que carecen de un hogar, tal y como ayer confirmó Paco Fernández, el director de la oenegé en la capital arousana.

«Ha hecho ya frío y tuvimos que recurrir a Santiago para proveernos de más material», indica Fernández, quien calcula que, en estos momentos, una decena de personas, en su mayor parte hombres, duermen, si no al raso, sí en edificaciones en precario.

Sobre un banco de Rey Daviña

Un galpón en Sobradelo, el antiguo restaurante Chocolate, en Vilaxoán, que está hecho una pena tras el fracaso de la operación inmobiliaria que debió desarrollarse sobre él, las instalaciones del balneario de A Compostela, el paso subterráneo de la estación de ferrocarril o un banco de Rey Daviña son algunos de estos enclaves. El ropero de Cáritas, bien nutrido, funciona de diez de la mañana a doce del mediodía. Pero, conscientes de que este horario es limitado, sus responsables han dispuesto un pequeño servicio de refuerzo en su comedor social, donde quienes lo necesiten encontrarán ropa, mantas y una muda.

Puede resultar paradójico, pero el albergue que Cruz Roja gestiona en la ciudad no acostumbra a ocupar más que seis de las diez plazas de las que dispone. No siempre es fácil, para la gente que se ha visto en la calle, someterse al corsé de ciertas normas básicas que exige la utilización de una de sus habitaciones. Sean o no usuarios del refugio, la oenegé acude a los lugares que frecuentan para proporcionarles algo caliente que beber, así como equipos de higiene y abrigo. «Con los productos de higiene les entregamos ropa interior térmica, para hombre y para mujer, calcetines y guantes, además de ampliar en una hora el horario del albergue», explica Marián Vélez, portavoz de la entidad en Vilagarcía. Los termómetros descienden hoy a cinco grados.