Protegido de la irresponsabilidad

Ramón Ares Noal
Moncho Ares CRÓNICA

BARBANZA

06 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Transcurridos 25 años de la declaración del Parque Natural das Dunas de Corrubedo e das Lagoas de Carregal e Vixán, si se explican al público los motivos por los cuales fue necesario proteger el paraje, a muchos quizás les cueste creer que, antes de que se adoptase la decisión, se extraían toneladas de arena de todo el entorno, incluso de la gran duna; pero no piensen que se hacía con palas y carretas, si no con excavadoras y camiones que transitaban por donde hoy solamente se puede andar a través de pasarelas de madera o respetando escrupulosamente los senderos que están marcados.

Las agresiones al paraje no solo se ciñeron a sacar arena para la construcción, ya que hasta se celebraban pruebas de motocrós, o era posible transitar con motocicletas y vehículos todoterreno como si nada. Sin olvidar, tampoco, los vertidos de aguas residuales que desembocaban directamente en las lagoas. Las carreras de caballo probablemente fuesen la actividad competitiva menos dañina que tenía por escenario el primer parque gallego.

Y la mejor forma de evitar que la irresponsabilidad humana acabase con un entorno que ya entonces era un polo de atracción turístico, pero mucho menos que actualmente, fue adoptando una drástica medida que, a lo largo de este cuarto de siglo, incluso ha ido endureciéndose.

Partiendo de la base de que era imprescindible actuar y que los resultados están ahí, porque el parque, salvo excepciones puntuales, está bien cuidado, hay asuntos que siguen pendientes de resolver, como esa losa que pesa sobre los propietarios de terrenos que son titulares de unas fincas sobre las que tienen más deberes que derechos, sin que se arbitrara algún tipo de compensación. La escasa o inexistente explotación de productos cosechados u obtenidos en el perímetro con una marca específica de origen. La ínfima oferta de artículos de promoción, de esos que se llevan de recuerdo cuando se visitan lugares paradisíacos. Mucho que hacer, aún.

Ahora se anuncia la posibilidad de que la duna vuelve a poder pisarse. Hay defensores y detractores de la prohibición de subir el promontorio, pero, teniendo en cuenta ambos posicionamientos, resulta que tenemos un ejemplo cercano de cómo se puede organizar el acceso a un espacio natural en temporada alta, y me refiero a la playa de As Catedrais, limitando las visitas.