La cría de píllara en Coroso batió este verano el récord histórico de Galicia

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El grupo autonómico que vigila la evolución del ave protegida destaca los resultados

10 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Finalizada la temporada de cría de la píllara de las dunas, los resultados han sido para enmarcar en el área barbanzana. El mérito del repunte en la población del ave catalogada por la Consellería de Medio Ambiente como especie vulnerable (grado que precede al de animal en peligro de extinción), tiene su origen en la playa de Coroso. El arenal ribeirense se ha convertido en el bastión para la conservación de la especie, después de batir este verano el récord histórico de Galicia y alcanzar el mayor número de polluelos de los últimos 20 años, desde que se comenzó a estudiar la evolución de este pequeño pájaro propio de la zona costera cuya pervivencia se ve amenazada.

Tan solo en Coroso han salido adelante 24 pollos, «una cifra que está por encima del doble de crías voladas en cualquier otra playa gallega, a pesar de que no cuenta con la mayor población en edad reproductiva», señala María Vidal. La bióloga e investigadora del grupo de Biodiversidade Animal de la Universidade de Santiago indica que la gesta fue obra de nueve parejas, que consiguieron lo que no fueron capaces ni las 26 de Carnota.

Estabilidad asegurada

«Incluso a nivel peninsular, son unos resultados muy buenos», sostiene Vidal, que se ocupa de coordinar el grupo que vigila la evolución del ave en coordinación con la Xunta. Y es que la playa de Coroso rebasó, sobradamente, el requisito fijado para la estabilidad de la especie. Si la meta es que cada pareja tenga una media de 1,5 pollos que alzan el vuelo (se habla de crías voladas porque existe una mortandad muy elevada durante las primeras semanas, hasta que aprenden a elevarse en el aire para escapar de los depredadores), en el arenal urbano fueron 2,7.

Una de las principales razones para que se dispare este valor en Coroso, precisa Vidal, está ?precisamente? en el elevado porcentaje de crías que superaron con éxito los primeros días de vida. Lo consiguió el 90 %. La investigadora afirma que no hubiera sido posible este resultado sin la implicación del Concello de Ribeira, la Xunta y la empresa que se encarga de la limpieza de la playa, que a su juicio han tenido «un comportamiento ejemplar» en la gestión del arenal para favorecer la aparición de una nueva generación de píllaras que para el verano ya podrán procrear.

Hay que recordar que en mayo aparecieron destrozados cinco de los seis nidos balizados en la playa ribeirense y se perdieron 15 huevos (todos los que había). «Si esto no hubiera sucedido, probablemente se podría hablar de una treintena de pollos volados», subraya Vidal, quien frente a este tipo de atentados contra la especie pone en valor la contribución de otros ciudadanos que la respetan y protegen.

Alumnos al pie del cañón

Entre esa gente, se encuentran muchos vecinos y un grupo de alumnos del IES Número Un, concretamente los de una de las aulas del instituto con vistas al arenal. En clase, su profesor les habló de la lucha de la píllara por sobrevivir y trabajó con ellos la educación ambiental siguiendo el proceso de cría. Tanto se implicaron los estudiantes que algunos de ellos acabaron vigilando por las ventanas los nidos, para comprobar que no se viesen amenazados.

En cuanto al resto del área barbanzana, los resultados han sido pobres, en líneas generales. Y entre las otras 13 playas pobladas por la píllara (Caldebarcos, Louro, Testal, Aguieira, Queiruga, Río Sieira, Xuño, Espiñeirido, Balieiros, Corrubedo, Aguiño, A Corna y Carragueiros) apenas sumaron entre todas una docena.