El GPS pone en serios aprietos a los camioneros en 16 puntos de la zona

Á. Sevilla, J. M. Sande, X. R. Alvite RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

El núcleo de San Martiño y el cruce de Carreira son los que registran más incidentes

16 sep 2017 . Actualizado a las 08:53 h.

Eran las siete de la mañana de ayer cuando un tráiler quedó incrustado en la aldea de Sirves. Llevaba material para un almacén y dos de sus operarios salieron para intentar guiar al conductor. Consiguieron mover el vehículo unos cuantos metros, aunque no lo liberaron. Un hórreo y un estrecho camino lo bloquearon, obligando al piloto a pasar seis horas en el lugar antes de que llegase la grúa. La situación recuerda a la que se vive otros municipios de Barbanza, donde hay 16 puntos en los que el GPS pone en serios aprietos a los más experimentados.

Sin salir de la capital barbanzana, el conocido como cruce de Carreira, en la DP-7305, es otro de los lugares conflictivos. La zona, que conecta la parroquia con Aguiño y Couso, cuenta con un importante caudal de tráfico y el bloqueo de tráileres se repite a lo largo de año. La calle Lepanto, en el centro de Ribeira, es otra que los conductores experimentados rehúsan, a pesar de que los navegadores la marcan como el vial más rápido.

En A Pobra, las sinuosas curvas de la parroquia de Santa Cruz de Lesón dificultan la conducción, no solo a los camiones más vastos, sino a los utilizados por las brigadas contraincendios. Llegando a Boiro, la aldea de San Martiño se lleva la palma en este aspecto, ya que los GPS marcan los viales que vertebran este núcleo como el punto más corto para llegar a las fábricas de O Bodión. A pesar de que existe señalización que prohíbe el paso a los vehículos pesados, se cuentan por decenas los camiones bloqueados en el lugar, situación que ha puesto en alerta a los vecinos.

Más problemas

Transportistas de la comarca aseguran que la carretera DP-3301, a su paso Abuín, en Rianxo, es un auténtico rompecabezas. «Por sorte, temos a autovía, pero cando che marca o navegar por alí é complicado. Un condutor novel pasa moitas dificultades», asegura el profesional noiés Ramón Blanco, quien destaca la carretera de O Confurco, en Lousame, como otro punto a evitar: «Podería estar moito mellor».

Llegando a Noia, la primera intersección conflictiva es la que divide los malecones de Gasset y Cadarso. Afirman desde el gremio que, a pesar de que no es normal que los vehículos bloqueen el tráfico, sí hay dificultades. Lo mismo ocurre en el puente hacia San Lázaro, donde los conductores que tiran de tecnología suelen tener problemas.

Outes es el único municipio de la zona barbanzana que se salva de estos problemas, ya que en Porto do Son, los viales que atraviesan Nebra, Silva y Caamaño suelen ser una prueba de fuego para los pilotos más experimentados. «Os primeiros tramos poden ser anchos, pero despois complícase», afirma un vecino del municipio.

En Muros, la carretera de Miraflores es el principal escollo a evitar, ya que el vial de doble sentido es demasiado estrecho para este fin, por lo que los vehículos de gran tonelaje tienen dificultades para atravesarlo. En Mazaricos, en Suevos, en Carnota y en Paxareiras los problemas para los noveles son continuos.

Los estrechos viales de las aldeas son un problema para motobombas y ambulancias

Los estrechos viales de las aldeas barbanzanas son otros de los principales problemas a los que se enfrentan los transportistas de la comarca. Por fortuna, los vehículos de mayor tonelaje no suelen circular por estos lugares. Sin embargo, sí lo tienen que hacer las ambulancias del 061, o las motobombas de las brigadas antiincendios cuando hay una emergencia importante.

«Hai algúns sitios aos que é imposible acceder. Loxicamente son corredoiras e un camión de bombeiros xa non pasa», asegura el presidente de la agrupación de voluntarios de Protección Civil de Porto do Son, Ricardo Vara. En la comarca de Muros, la situación no es demasiado diferente, ya que existen pequeños núcleos, tanto en Outes como en Carnota y Muros, a los que es prácticamente imposible llegar, incluso con una ambulancia. En Serres se logró ampliar el ancho de los viales para que este vehículo de emergencias consiguiese acercarse a cada vivienda, aunque costó sudor y lágrimas.