Los equipos de emergencias rezan por un invierno gélido que frene a la velutina

Álvaro Sevilla Gómez
ÁLVARO SEVILLA RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

cedida

Si no bajan las temperaturas, el problema se recrudecerá, ya que el insecto cada vez está mejor adaptado

26 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Más que una plaga, la avispa velutina ya se ha convertido en una auténtica pesadilla. Lo reconocen los miembros de los grupos de emergencias que se encargan de pelear con este insecto asiático. Lejos de que la batalla mengüe en intensidad, durante el año 2017 ha crecido exponencialmente, superando todos los registros marcados. Por ello, los implicados esperan la llegada de un invierno gélido, que ayude a frenar su expansión. De no cumplirse sus deseos, reconocen que en el 2018 la situación será peor.

«Cada vez resisten máis. Nós ímolo vendo día a día. Xa levamos tempo con isto e a avespa é máis forte mes tras mes», explica el responsable de Protección Civil en Porto do Son, Ricardo Vara, quien dedicó buena parte de la tarde de ayer a detectar nuevas colonias en su municipio. El sonense aporta un dato revelador: «Agora estamos vendo como cada vez os niños son máis grandes. Non é que conten con máis insectos, senón porque cada vez teñen máis capas. Así poden soportar as baixas temperaturas».

La situación no varía en el resto de municipios de la zona barbanzana. El jefe del GAEM de Ribeira, Marcos Fernández, también reconoce que es fundamental la llegada de un invierno frío para que la población de avispa quede mermada. Explica que a principios de este año, en los meses de febrero y marzo, estuvieron retirando nidos, a pesar de que los expertos perjuraron que los insectos estarían muertos en estas fechas.

La realidad

«De la teoría a la práctica hay un abismo. Aunque debemos tener en cuenta que vivimos uno de los años más calurosos y secos que se recuerdan, por lo que pensamos que puede tener mucho que ver», apuntó Fernández, que ve cómo el bicho sigue abriéndose paso a pesar de todos los medios movilizados.

El GES es la agrupación con mayor actividad, ya que trabaja en los municipios de la zona barbanzana ubicados al norte de la ría de Muros-Noia. Durante la tarde de ayer, sus miembros visitaron Outes, donde eliminaron un par de asentamientos. Al igual que sus compañeros del sur de la ría, también temen que los termómetros se asemejen a los del pasado año.

«Cada vez será máis complicado erradicalas. Nós aprendemos a facelo a base de práctica e vemos como crean os niños en sitios moito máis inaccesibles que hai meses», reconoce el propio Vara, quien asegura que «en varios sitios xa vimos como facían as colmeas debaixo da terra. En Miñortos atopamos varios nos furados que fan as serpes».

El sonense se muestra poco optimista. A pesar de que lo último que se pierde es la esperanza, confiesa que cree que habrá que aprender a convivir con el insecto. «Evoluciona a toda velocidade e será imposible acabar coa avespa. Aínda nos queda moito por saber dela».

Fernández no difiere demasiado de su compañero. La pasada semana visitaron el colegio de Frións alertados por la gran presencia de estos insectos en el lugar. A pesar de todo, no consiguieron encontrar los nidos. ¿Dónde se habrán escondido esta vez?.