Los ángeles de la guarda destinados en Pontebeluso

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Un grupo de vecinos rescató durante años a los siniestrados. No fue hasta los 80 cuando el puente se modernizó

22 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace años que se ha olvidado que antiguamente Pontebeluso se conocía como Ponte da Morte. Construido en los años 50, se convirtió en uno de los puntos negros más letales de Galicia. Cuentan vecinos del lugar que, en un solo día, llegaron a precipitarse al río más de diez vehículos. Los siniestros se contaban por decenas cada año. Tres hombres, Manuel Piñeiro, Francisco Tarrío y Silveiro Resúa, se convirtieron en los ángeles de la guarda del lugar. Sin alzar la voz, sin ponerse medallas, se encargaron de rescatar a familias enteras que estuvieron a segundos de perder la vida en Boiro.

La leyenda negra del puente arrancó con dos jóvenes, uno de Taragoña y otro de Cespón, que, viajando en bicicleta: fallecieron tras caer al río. En esa ocasión, los tres ángeles de Pontebeluso no llegaron a tiempo. Sí demostraron su valentía una tarde que el conductor de un tráiler que portaba gasolina se precipitó por el puente. El piloto pedía ayuda a gritos, pero el miedo a que el vehículo explotase hizo dudar a los presentes. Por fortuna, la valentía venció en aquella ocasión y pudieron sacar al chófer del camión con vida.

Entre las heroicidades de este trío se encuentran otras. La más difícil fue el rescate del dueño de un tractor, cuyo vehículo quedó pendido entre las zarzas. Para sacarlo del lugar tuvieron que descalzarlo y cortar todas las silvas que había. Otro de los míticos es el de una familia que cayó al río y que la madre, al ser rescatada, empezó a gritar al comprobar que faltaba una de las niñas. La historia se saldó con final feliz, ya que la pequeña no había viajado ese día con ellos.

Otro mundo

Parece que pasaron siglos, pero no fue hasta los años 80 cuando el puente se reforzó. Todo arrancó de la mano del entonces alcalde, Manuel Velo, quien empezó a movilizar a los vecinos. Era 1982 cuando los boirenses salieron a la calle para reclamar soluciones cuanto antes. «Había feridos continuamente. En Galicia coñecíase antes Pontebeluso que Boiro», reconoce Velo, que confiesa que «moita xente pasounas canutas sacando a esa xente do río, incluso mortos».

Para acabar con el problema, el entonces regidor organizó una manifestación, a la que acudieron un centenar de vecinos. Ataviados de varias pancartas que rezaban «Queremos un puente para que no se muera la gente» y «Por culpa do MOPU -Ministerio de Obras Públicas- Pontebeluso é Ponte da Morte», los locales cortaron la carretera durante una hora. «Era xullo e viña moita xente para as praias. A cola chegou ata Santiago. Conseguimos que moita xente se percatase do que pasaba alí», afirma Velo.

El fin del problema

La solución llego de la mano del entonces presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor, que envió a los técnicos para dotar de mayor seguridad al lugar. Pero la leyendA no terminó ahí, los tres ángeles de Pontebeluso, Manuel Piñeiro, Francisco Tarrío y Silveiro Resúa, entraron en la historia al recibir la primera condecoración de la Guardia Civil de Tráfico a un grupo de civiles.

Ese día, 30 de mayo de 1987, los tres fueron entrevistados en La Voz de Galicia. «Nós non nos consideramos heroes. En tal caso será un heroe aquel que puxo a cabeza para que se fixese a obra. Nos baixamos moitas veces a axudar, pero temos que dicir que houbo outros de Pontebeluso que socorreron aos accidentados. Por casualidade, nós baixamos moitas veces». Los ángeles no necesitaban medallas.