Siendo la ría de Muros-Noia entrada natural por mar de los peregrinos a Compostela, sorprende a los promotores turísticos la escasa repercusión que este hecho ha tenido en la zona tras más de dos décadas de fenómeno jacobeo como emblema del turismo de Galicia. No es por falta de acreditación histórica. Desde la presencia de antiguos hospitales de peregrinos hasta la declaración de Noia como Portus Apostoli, son numerosas las pruebas de la importancia que tuvo esta ruta. El motivo, pues, habrá que buscarlo en la misma dinámica que ha mantenido a este estuario alejado del desarrollo turístico de las Rías Baixas, y que lo ha librado también de sus peores efectos sobre el paisaje.
Pero ya en los últimos años, algunos de estos promotores públicos y privados han comenzado a desarrollar oferta alrededor de las rutas jacobeas, tanto del Camino Inglés de la ría de Muros-Noia como del Camino de Fisterra y Muxía. Portosín toma el relevo de Noia como Portus Apostoli para la Travesía Náutica Xacobea. Este año se ponen en marcha rutas en autocar entre Santiago y Fisterra por el litoral norte de la ría; la Senda das Estrelas agrupa distintas propuestas de turismo activo.
Iniciativas turísticas particulares, asociaciones empresariales y culturales, actuaciones puntuales de algunos ayuntamientos y el geodestino Ría de Muros-Noia dan pasos para revitalizar los caminos. Hay consenso sobre la necesidad de contar con un reconocimiento oficial que aporte estabilidad y seguridad a los negocios turísticos. En el horizonte cercano vemos el nacimiento de una asociación de municipios del Camino Inglés de la Ría de Muros-Noia y el inicio de los trabajos de delimitación del itinerario.
Galicia sabe de la repercusión turística de los caminos. La Voz de Galicia publicaba hace poco que el impacto económico de un peregrino es 2,3 veces superior al de un turista nacional. Y la ría de Muros-Noia ha decido entrar con fuerza en este mercado.