Mercadillo

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

22 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días, un amigo resignado, me decía: «Nuevos políticos para viejas maneras». Sentenció así la conversación que manteníamos sobre el cambio de ubicación del mercadillo de Boiro, aprobada en el pasado pleno por el PSOE, solo con el voto a favor de Velo. Todos los demás grupos se abstuvieron ante la falta de comunicación del gobierno. Pero esta persona iba más allá, hablaba de la falta de respeto a los vecinos que se verán afectados y que a estas horas, ya con la decisión tomada, desconocen en qué grado verán alterada su vida los martes y -es la novedad- posiblemente los sábados.

Una vez más, lo evidente, aquello en lo que pueden coincidir casi todos, como es la necesidad del cambio de ubicación para un mercadillo que languidecía, puede convertirse, por la falta de diálogo, en un punto de desencuentro político más. Que hasta ahí, visto lo visto a diario, sería soportable. Pero es que además, sería conveniente recordar el por qué en su día, también de forma casi unánime, se decidió cambiar su ubicación.

Y en ese punto es donde en las democracias avanzadas, aquellas donde los políticos sirven a sus vecinos y no al contrario, alguien le contaría previamente a quien va a sufrir los inconvenientes por qué ahora no se van a repetir los viejos problemas: la calle convertida en un basurero, restricción de accesibilidad y movilidad excesiva, invasión de espacios reservados… Aducir que se ha hablado con los ambulantes es tanto como decirle a un niño si quiere un caramelo. Y la ABE puede representar a una parte del comercio, pero no a todos y en modo alguno a los vecinos.