Blas Piñón: «La gente necesitará alegría después de esto y en eso la París es especialista»

María Xosé Blanco Giráldez
M. X. Blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

CARMELA QUEIJEIRO

Reconoce que el verano se presenta incierto, pero confía en el regreso de las verbenas

04 mar 2021 . Actualizado a las 18:04 h.

Este inesperado confinamiento que paró el mundo cogió a la reina barbanzana de las verbenas, la orquesta París de Noia, en pleno proceso de preparación de su nuevo espectáculo. La idea era estrenarlo hacia comienzos de mayo, para encarar después un intenso verano con unas 80 actuaciones. Ahora mismo, el futuro próximo es incierto, aunque el gerente de la formación musical, José Antonio Blas Piñón, confía en que sus artistas puedan saltar de nuevo a los escenarios en breve para seguir repartiendo alegría, una labor que este grupo lleva haciendo desde hace más de seis décadas.

-¿Cómo ha afectado de momento el parón a la orquesta París de Noia?

-Estamos parados desde el 13 de marzo, cuando tuvimos que suspender los ensayos que estábamos realizando de cara a la nueva temporada. Ya perdimos siete actuaciones que teníamos para ese mes y no tenemos garantías de que podamos llevar a cabo las 15 fijadas para abril. En mayo ya empieza a subir el número de conciertos, pero no sabemos lo que pasará.

-¿Ha empezado ya a pensar cómo puede afectar esta crisis al verano?

-Nuestro principal problema es que las fiestas, como todos sabemos, hay que prepararlas con antelación. Las comisiones organizadoras tendrían que estar ahora trabajando a pleno rendimiento y no pueden, por lo tanto no se están llevando a cabo las recaudaciones de dinero y nos tememos que esto pueda ser un gran varapalo de cara al verano.

-Se teme entonces lo peor.

-No se lo que va a pasar, pero pinta difícil. Nuestra única esperanza es que la gente necesitará alegría después de esto y en eso la París es especialista, habrá ganas de fiesta y eso nos puede beneficiar. Galicia es tierra de verbenas, de ambiente festivo, algo que nos puede salvar. La esperanza es lo último que se pierde, pero todo depende de lo que dure esta crisis.

-¿Sabe cuántas actuaciones forman parte ya de la agenda de la orquesta?

-No quiero de momento mirar el calendario a medio y largo plazo, prefiero ir afrontando la situación a medida que vayan pasando los días. Lo que sí sé es que la París de Noia tiene una media anual de entre 160 y 170 galas, que se reparten entre noviembre y mediados de octubre. La mayor parte de esos conciertos son en verano y, siendo optimistas, tengo claro que, como mínimo, perderemos medio centenar de fechas.

-En su caso, es evidente que el trabajo desde casa queda descartado.

-Algo tratamos de hacer y cada uno puede ir preparando cosillas en solitario, pero está claro que no podemos ensayar mediante videollamada.

-¿Este parón obligará a la París a retrasar el estreno del nuevo espectáculo?

-El espectáculo completo, para comienzos de mayo como veníamos haciendo, es imposible. Pero bueno, este es un proceso que hacemos de forma paulatina, incorporando novedades en cada actuación. De hecho, llevamos trabajando ya desde noviembre.

-¿Cuántas personas conforman el equipo de la París de Noia y cuál es su situación ahora?

-En total somos 38 personas y la empresa tiene solicitado un ERTE que espero que nos concedan, porque si no podemos actuar no tenemos ingresos.

-¿Se planteaba novedades para la nueva temporada?

-En noviembre ya incorporamos dos bailarines y ahora entraron otros dos para reforzar la delantera de la orquesta. El parón nos cogió en la parte de los ensayos en la que se está creando el espectáculo propiamente dicho, con las coreografías, la escenografía y las performance.

-¿Provocará esta situación algún cambio en el repertorio, incluyendo por ejemplo el Resistiré que tanto está sonando?

-Creo que el Resistiré pronto se convertirá en un Ya no puedo más. En principio no tenemos previsto hacer cambios con respecto a lo que ya estaba planteado. Nuestro repertorio es muy alegre y busca contagiar al público. La París de Noia siempre sale al escenario a hacer bailar y saltar a la gente, sale a divertir a los espectadores.