Con licencia

Alicia Fernández LA CRIBA

BARBANZA

05 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta pandemia, que parece que todo lo arrasa, también beneficia, aunque pocas, a algunas actividades. Aunque sea escaso consuelo, basta mirar los datos del paro o los indicadores económicos que, en general, reflejan una muy mala situación y que, a corto o medio plazo, iremos peor.

Pero hay un gremio al que creo que le ha venido especialmente bien, el de los responsables políticos del sector público. Ni en sus mejores sueños podían idear una mejor poción mágica, un remedio que deja en chiste el quijotesco bálsamo de Fierabrás. A ver, para empezar los coloca en el epicentro de todo, en el machito, tienen púlpito asegurado con la pandemia; para lo bueno y para lo malo, pero siempre bajo los focos.

Después la pandemia vale para un roto y para un descosido. Es como invocar al apóstol Santiago en plena Reconquista. O la encomienda de los cruzados. En nombre de la pandemia, sobre todo en su vertiente salud pública, se puede hacer lo que uno quiera. Con el añadido de que si alguien se pone rebelde, incluso solo indeciso, se le puede quemar en la hoguera del mal mayor sin matices, a modo de moderno tribunal de la santa inquisición.

Pero lo sublime es el discurso de todos los políticos de cargo e ínfulas mediante el cual culpan -de forma descarada o con sutileza- a los ciudadanos en general, o a algún sector en particular, de todos los males. Por la contra, no escucharán ustedes de ellos, de ninguno, un reconocimiento de sus muchas atrocidades, incompetencias y clamorosos errores. Incluso se los endilgan a esos horrendos ciudadanos que ellos, mente preclaras e inmaculadas, no se merecen ¡Con un par de bemoles!