El crimen de Chema Fuentes que en el 72 levantó a la USC contra el franquismo

X. M. FERNÁNDEZ PAZOS / M. A.

BARBANZA

Cedida

Outes le rendirá homenaje mañana con motivo del cincuenta aniversario

02 dic 2022 . Actualizado a las 07:22 h.

Mañana, Outes hará justicia con un vecino asesinado por un inspector de policía cuando el franquismo se encaminaba a su fin, y hará justicia porque tanto el suceso como la persona permanecieron olvidados a lo largo de medio siglo de silencio. La víctima fue José María Fuentes Fernández, Chema Fuentes, al que le arrebataron la vida dos disparos efectuados por el agente a solo cinco metros de distancia, sin que concurrieran motivaciones. El suceso ocasionó el levantamiento de los estudiantes de la Universidad de Santiago de Compostela contra el franquismo. Y las consecuencias para el autor de los tiros, una condena a más de 17 años de prisión.

Será el domingo cuando se cumplan los cincuenta años del suceso que acabó con la vida del hijo del conocido doctor Fernando Fuentes, que había encarrilado su formación hacia la misma profesión que la de su padre, por lo que cursaba Medicina en la Universidade de Santiago y fue vilmente asesinado a los 20 años de edad.

Sobre el crimen, el historiador barbanzano José María Fernández Pazos al que unía vínculos familiares con Chema, ha hecho un repaso sobre el suceso, empleando recuerdos propios e informaciones de la Asociación Terra de Outes que, junto con el Concello, promueven el homenaje en el que se descubrirá una placa. Pazos explica cree que «no hubo motivaciones políticas directas, pues nunca se supo de ningún tipo de relación de Chema con movimientos políticos».

Información del suceso

El historiador se hace eco de informaciones publicadas en prensa basadas en la nota oficial del Gobierno Civil, que señalaban: «Funcionarios del Cuerpo General de Policía alertados de un posible robo en la calle General Mola fueron avisados por el sereno de la zona de haber oído ruidos sospechosos en un establecimiento de la calle General Pardiñas. Al acudir los inspectores dos jóvenes salieron corriendo sin que pueda precisarse de donde y fueron perseguidos por uno de aquellos funcionarios que les dio el alto; y al hacerle aquellos caso omiso, trató de conminarles disparando al aire como advertencia, y debido tal vez a la agitación de la carrera, uno de los disparos efectuados alcanzó lamentablemente a uno de los jóvenes, que falleció poco después en una clínica. Resultó ser D. José María Fuentes Fernández, estudiante de medicina, de veinte años de edad y domiciliado en Outes».

Para Fernández Pazos, aquellas informaciones trataban, de forma evidente, de ir «creando en la opinión pública un suceso fortuito, pues realmente no resulta nada creíble esa versión. Los hechos fueron bien diferentes: El inspector y el sereno, delante de la tienda compostelana Muebles El Cantón Grande, escucharon a un grupo de jóvenes que iban por la calle cantando y sin causar escándalo, al tiempo que llamaban al timbre de una residencia universitaria femenina. Entonces fue cuando Chema se separó del resto del grupo y se dirigió por la calle Montero Ríos en dirección a Doctor Teijeiro, seguido por otro compañero, Camilo Cortizo. El inspector echó a correr detrás de ellos. Ya en la calle del Doctor Teijeiro, un coche patrulla paró a los chicos y, mientras estaban identificándolos, el inspector, a tan solo cinco metros, efectuó dos disparos que acabaron con la vida de Chema Fuentes. Fue trasladado a la clínica Álvarez, ya muerto.

Revuelta en Compostela

Explica que el lunes se vivió una auténtica revuelta en Santiago. «Los alumnos celebraron asambleas en las que se tomó la decisión de no asistir a clases y manifestarse por la ciudad, la USC se vio obligada a cerrar sus puertas, hubo lanzamientos de cócteles molotov, uno de ellos en la Facultad de Ciencias que permanecía abierta, y en otros puntos de la ciudad; se hicieron barricadas con materiales de obras y se cortaron las calles. El Gobierno Civil tuvo que modificar su versión oficial y reconocer que se produjo un abuso policial y el juzgado ordenó la detención inmediata del agente».

Compostela era un hervidero que se trasladó a Outes cuando miles de universitarios (más de tres mil señalaban las crónicas) se dieron cita en la pequeña localidad para el entierro de Chema. Las flores se agotaron en toda la comarca y centenares de claveles rojos se depositaron sobre la tumba en medio de una impresionante manifestación de dolor.

Protestas

El traslado del féretro que contenía los restos mortales de José María Fuentes a su localidad natal de Outes, fue una auténtica demostración de que su muerte no iba a quedar impune. Miles de universitarios y compostelanos vieron pasar entre aplausos el cortejo fúnebre desde la Facultad de Medicina, donde se le realizó la autopsia, hasta la carretera de Noia. Después se produjeron concentraciones y cortes de tráfico y manifiestos contra la violencia gratuita de los efectivos policiales. Quizás influido por la presión social y la de la propia familia Fuentes, el Gobierno Civil habla de «contradicciones» en los informes, y se ponen la disposición judicial al inspector.

El agente de 23 años estaba adscrito al servicio del DNI de Santiago y realizaba un relevo en la comisaría de la ciudad. El 7 de julio de 1973, la Audiencia Provincial de A Coruña condena al agente a 17 años, 4 meses y 1 día de cadena, además de la indemnización a la familia.

Xosé María Fernández señala que en las fechas del asesinato se recogen noticias relacionadas con el suceso, en las que se observan las numerosas adhesiones de pésame y, con menor tratamiento, los paros y manifestaciones en la Universidade de Santiago y huelgas en la mayoría de las universidades del Estado. La noticia provocó intensas reacciones de condena en muchos lugares de Europa, mientras en esas fechas se produjeron multitud de detenciones de estudiantes por toda España.

El clamor llegó la otras ciudades universitarias y Chema se convirtió en todo un símbolo que el franquismo se vio obligado a frenar permitiendo las protestas (la policía apenas intervino) y responsabilizando de todo al agente que había disparado. Llegaron las vacaciones de Navidad, pasó el tiempo y la muerte de Chema quedó en el olvido.