Los mayores de A Pobra se ponen las botas en su regreso al pabellón de Venecia

La Voz RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

La comida de confraternidad organizada por el Concello reunió a más de 700 personas

02 dic 2022 . Actualizado a las 20:02 h.

Por mucho que a estas alturas suene ya repetitivo, lo cierto es que sigue habiendo muchas ganas de desquitarse del parón que supuso el covid para las celebraciones concurridas y los reencuentros, y buena prueba de ello pudo verse este viernes en A Pobra, donde más de 700 mayores se pusieron las botas con un suculento menú en su regreso al pabellón de Venecia.

La instalación deportiva volvió a abrir sus puertas para la comida de confraternidad de los mayores de A Pobra, aunque la realidad es que fueron muchos los que se unieron a los pobrenses procedentes de otros municipios de la comarca. Las más de 700 entradas despachadas se vendieron en un tiempo récord, y la jornada no defraudó a los asistentes. Se inició con la música tradicional del grupo Trécola, que se encargó de amenizar la recepción a los comensales conforme iban llegando al pabellón.

Generoso menú

Una vez sentados a la mesa, tocó dar cuenta de un generoso menú que constó de dos mariscos, pescado, carne, sobremesa, café y bebidas variadas.

Del ágape también disfrutaron representantes de la corporación local y de la Xunta, como el gerente del Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar, Perfecto Rodríguez, quien aprovechó la ocasión para ratificar el compromiso de la Administración autonómica con los mayores y con la prestación de más y mejores servicios para ellos.

La edila de Servizos Municipais, Estefanía Ramos, fue la encargada de dar la bienvenida a los asistentes, a los que puso como ejemplo a seguir; y el alcalde, Xosé Lois Piñeiro, intervino para recordar el especial significado de la reunión después del parón obligado por la pandemia.

Finalizados los discursos, tocó entregarse de lleno a la diversión, y de asegurarse de que nadie se quedara quieto en la silla se encargó el grupo Puzzle, que puso la música a un animado baile que se prolongó hasta bien entrada la tarde. Al final de la jornada, todos regresaron a sus casas felices por el reencuentro y, los más afortunados, con un regalo bajo del brazo de los que se sortearon durante la comida.