De agua y luna

Emilio Sanmamed
Emilio Sanmamed LIJA Y TERCIOPELO

BARBANZA

28 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El mar era un toro negro y dormido. Y de la luna, al resguardo de su navaja de nácar, naciste, Sofía, hace hoy un año. No lloraste, de tu garganta brotó un ronroneo, un quejido, un murmullo antiguo de caracola y un sonajero. Tu piel era la espuma batida del faro y en tus ojos guardabas toda la lluvia de Santiago, cuando agitabas las manos flotaba un frágil entusiasmo y un frescor de río y de menta.

Doce meses volaron sobre tu cuna mientras te dedicabas a crecer. De bolita de leche y sueño, quietísima, pasaste a ser el cangrejo explorador de alfombras yendo a gatas. Hoy con un año, ya te yergues como un tallo verde, clavel de sal, buscando con tus pasos el aire, las esquinas y a tu madre. Cuando duermes, el viento del puerto agita los cristales de la ventana, queriendo entrar para mecerte.

Porque eres nuestra hija, pero también eres de la luna y del agua. La vida es redonda. Gira, gira, noria de viento. Te compré el regalo más caro, pero prefieres jugar con las conchas. Cada noche me pregunto si lo hago bien, ser padre es funambulismo en esta duda interminable. No puedo entenderlo todo, solo acompañarte en este viaje.

Pienso en mi padre y en el adolescente terrible que fui. No me entendía pero sabía que estaba ahí. No sé cómo me recordará mi hija, no sé cómo recordaré a mi padre. No sé cómo mi padre recuerda a mi abuelo. No sé nada.

Y en esta duda que soy, luna mordida, campana de viento, Sofía, búscame en la orilla, donde el toro del mar se levanta, que ahí estaré torpe y eterno, custodiando tu nombre en el océano con tu estrella en la boca como un canto.