Vecinos de O Son viven con miedo por unos perros de raza peligrosa que se han escapado varias veces

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

M.MORALEJO

Los residentes se quejan de la dejadez de la Administración tras haber presentado varias denuncias

05 jun 2020 . Actualizado a las 22:45 h.

La tenencia de perros potencialmente peligrosos está regulada por una ley que establece los estrictos requisitos que deben cumplir los propietarios y las condiciones en las que deben tener a estos animales para prevenir que puedan causar algún daño, sin embargo, parece que esto no es suficiente para que los vecinos de una aldea de Porto do Son, Outeiro de Noal, puedan estar tranquilos. Según denuncian, viven con miedo a salir y cruzarse en la calle con unos canes de raza peligrosa que ya se han escapado en varias ocasiones.

Esta misma semana, la Policía Local sonense recibió una llamada alertando de la presencia de los perros libres y sin bozal, y la Guardia Civil ya acudió a la zona en un par de ocasiones por denuncias de los vecinos alertando de que los canes estaban sueltos. Pero los meses pasan y los residentes se quejan de que no se toman medidas para evitar que estas situaciones se repitan, por lo que se sienten inseguros.

En trámite

Lo cierto es que las denuncias presentadas están en curso, pero la paralización de los plazos administrativos debido a la pandemia del coronavirus ha ralentizado su tramitación. Las autoridades locales señalan que no pueden hacer más, mientras que vecinos de Outeiro de Noal piden que se tome algún tipo de medida cautelar porque temen que los perros puedan volver a escaparse y atacar a alguien: «Una de las veces que se escaparon fueron a por el perro de la vecina», asegura un testigo.

Añaden que es frecuente ver a la dueña de los animales, de la raza staffordshire bull terrier, paseándolos sin bozal, tal y como exige la legislación, que también incluye la obligación de tener a los canes potencialmente peligrosos atados cuando estén en una parcela particular, a no ser que se disponga de un cerramiento con la altura suficiente para evitar que se escapen, una condición que al parecer no se da en este caso dado que los perros han logrado salir de la propiedad en más de una ocasión.

«Hay vecinas que no duermen por la angustia de verse atacadas», aseguran los residentes, que ante la indefensión que sienten por esta situación están preparando una queja para trasladarla al Valedor do Pobo en busca de amparo para que la Administración tome cartas en el asunto.