«Levo días sen pechar ollo, é a segunda vaca que me queren matar»

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla RIBEIRA / LA VOZ

RIANXO

Marcos Creo

El rianxeiro Olimpio Vigo dice que molieron a palos a una de sus novillas, que ahora se debate entre la vida y la muerte

16 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Son pocos los vecinos de Asados que desconocen el nombre de Olimpio Vigo Pérez. Después de una vida trabajando en las plataformas, donde «gañou a peseta», abrió en 1976 el bar Dandy. Fue en ese momento cuando comenzó también a dedicarse a su gran pasión: la ganadería. Ahora, a sus 73 años, vive inmerso en una pesadilla que lo atormenta día y noche. Hace seis meses, cuenta, golpearon hasta la muerte a una de sus vacas, bestialidad que se repitió la pasada semana con otra res, que languidece entre la endeble línea que separa la vida de la muerte.

De voz tranquila y con un cariz amable, explica lo ocurrido. Afirma que, durante la noche del jueves, alguien accedió a una de las fincas donde duermen algunas reses. Cortaron la cuerda de seguridad del cuello de una novilla y la llevaron cerca de un árbol. «Déronlle unha pasada con paus de ferro. Cando cheguei eu pola mañá non podía levantarse, tiña unha perna inchada, mexaba sangue e era incapaz de comer».

Llamó al instante al veterinario. «Cando veu ao animal díxome que denunciara os feitos ante o Seprona, que tiña a perna desfeita». Desde aquel momento, Olimpio se levanta cada mañana para dar de comer al animal, pincharle una dosis de calmante y masajearle la zona dañada con grasa de cerdo sin sal: «A ver se levanta, non está nada ben. Ten moita febre, sinte unha dor criminal».

En la finca

La novilla se encuentra en una finca de Asados, con otras tres vacas. Es primera hora de la mañana y, mientras Olimpio coge el pienso de la furgoneta para darle de comer, recuerda que «é mansiña de todo. A maioría das vacas téñoas en Negreira. A Rianxo tráioas cando van parir, xa que ata agora estaban máis tranquilas. Fai pouco tivo un tenreiro, pero como non se pode levantar non lle pode dar de mamar. Non sei que vou facer con todo isto».

Olimpio le muestra al animal un capacho lleno de comida. La vaca intenta levantarse, pero la pata trasera derecha le falla, es incapaz de moverla. «¡Que tal lle fixeron! Levo días sen pechar ollo, é a segunda vaca que me queren matar», replica con amargura en la voz.

Reconoce que los problemas no vienen de ahora. Además de la res que murió hace meses, en las últimas semanas se encuentra las cuerdas con las que ata a los animales siempre cortadas: «Queren que vaian para a estrada e que de noite algún coche teña un accidente. Non entendo como pode haber xente tan cruel».

El ganadero asegura que denunció los hechos ante la Guardia Civil, que se personó en el lugar para comprobar el estado del animal: «Non podían crelo. Eu non quero ter problemas con ninguén, teño medo de que me poidan facer algo a min. Pero despois disto tiña que tomar medidas, non podo deixar que sigan facendo dano a estes animais».

Reconoce que no quiere llevarse a las reses de Asados. «Coido moito as fincas. Ademais de ter ás vacas pastando, pásolles as cadeas para que non ardan durante os veráns», apunta el propio Olimpio, que asegura que incluso el cura le deja utilizar alguno de sus terrenos: «Os animais non merecen isto. Non merecen este sufrimento».