Rianxo llevó en volandas al Obradoiro en su primer partido

m. g. Reigosa, F. Brea

RIANXO

MARCOS CREO

El pabellón rianxeiro presentó una buena entrada para ver la victoria del equipo de Moncho Fernández ante el Oporto

31 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El pabellón de Rianxo se vistió de gala para el debut del Obradoiro esta pretemporada. Los aficionados del conjunto compostelano del municipio y de la comarca no dejaron pasar la oportunidad de ver en acción a los hombres dirigidos por Moncho Fernández, que se enfrentaron al Oporto. La fiesta fue redonda, ya que los santiagueses se llevaron la victoria (68-61) con un Nemanja Radovic espectacular.

El jugador, que llegó este verano procedente del UCAM Murcia, firmó 22 puntos y se fue hasta los 28 de valoración, con un 70 % de acierto en tiros de dos y siendo el máximo reboteador del equipo. El montenegrino estuvo bien acompañado en la pintura por otra cara nueva del Obradoiro, Nacho Llovet. El pívot mostró su destreza bajo los aros y acabó el encuentro con 16 puntos y un total de 21 en la valoración.

A pesar de la victoria de los compostelanos, el partido fue gris, con demasiadas imprecisiones. No funcionó el lanzamiento exterior, pero Moncho Fernández no dejó de animar a sus jugadores para que probasen fortuna cada vez que tuvieran espacio. Para muestra un botón. Thomas empezó fallón. En una acción en la que tenía opción de tiro, prefirió amagar y acercarse al aro. El Alquimista de Pontepedriña le indicó claramente que buscara el triple. Y justo después, en la salida de balón del Oporto el americano se anticipó, robó y anotó desde más allá de la línea de 6,75.

Segunda mitad

El Obradoiro amenazó con despegarse en el arranque del tercer acto, espoleado por la inspiración de Thomas, que concluyó el partido con 16 puntos en su cuenta. Pero dos pérdidas en campo propio y una posesión agotada sin llegar a tirar propiciaron la reacción de un Oporto que le dio la vuelta al marcador.

En el último cuarto, Thomas y Radovic volvieron a la pista. El primero tras recuperarse de un golpe y el segundo con cuatro faltas. Llovet tiró de galones y de garra y los compostelanos acabaron llevándose el gato al agua, con un triple final de Navarro muy celebrado en el banquillo.