Artemar sumerge a la ciudad de Ribeira en un enorme bazar

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

El ambiente marinero y un bullicio mucho mayor al habitual en un día de mercadillo se adueñaron de las calles de Santa Uxía

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A estas alturas, el impulso que ha tomado Artemar ha convertido a la feria en una cita ineludible en los veranos barbanzanos. Y prueba de ello es el bullicio que ayer se adueñó de las calles de Ribeira, salpicadas de decenas de puestos de artesanía que sumergieron a la ciudad en un enorme bazar al que no le faltaba detalle, ni siquiera la animación musical.

Las gaitas de Os Catro Quintos resonaron durante toda la mañana en el centro de Santa Uxía mientras unas simpáticas pescantinas ofrecían fresquísimas parrochas. Y es que en Artemar hay de todo, y en un corto paseo, uno lo mismo puede comprar complementos personalizados y bisutería, que vestirse de pies a cabeza con prendas más o menos artesanales o hacerse con especies, quesos, conservas embutidos, dulces y licores para la comida y la sobremesa. Uno incluso puede irse a casa con un tatuaje de henna.

También hay multitud de puestos para picar algo en plena calle para seguir curioseando tranquilamente por la feria. Los estands con artículos de cuero, desde pulseras a sandalias, mochilas y riñoneras de distintos estilos, son de los más repetidos, y los más pequeños también cuentan con una amplia oferta de juguetes artesanales.

Gran variedad

De hecho, los más pequeños tienen a su alcance una gran variedad de actividades para entretenerse, desde hinchables a talleres, como el obradoiro para amasar pan que se realizó ayer en la plaza del Concello.

A mayores de todo esto, hay algunos puestos que resultan de lo más atractivos para los niños, como una noria que funciona de forma manual y que, pese a su aspecto rudimentario, ayer hacía las delicias de pequeños como Lois, que, pese a su corta edad y a la altura, no mostró el menor atisbo de tener miedo. No fue el único. «Es divertidísimo», decía otra pequeña a su abuelo nada más bajar del artefacto.

Ya por la tarde, la afluencia de visitantes a Artemar se hizo esperar hasta el anochecer, cuando el bullicio regresó a las calles mientras se llevaban a cabo exhibiciones en distintos talleres, actuaciones musicales como la del grupo Tahume de Olveira o el espectáculo de Tragaleguas Teatro.