La bulliciosa Ribeira prolongó el final de la feria Artemar

Marta Gómez Regenjo
M. Gómez RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

Las principales calles de Santa Uxía han vuelto a la normalidad después de cuatro días ocupadas por decenas de puestos ambulantes

21 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de cuatro jornadas en las que las principales calles de Santa Uxía han estado ocupadas por decenas de puestos de artesanía y engalanadas con motivos marineros, hoy toca volver a la normalidad. Sin embargo, a pesar de que el fin de semana fue intenso y la actividad en el entorno de Artemar, frenética, costó que la feria echase el cierre. De hecho, el final de esta edición se prolongó animado por una bulliciosa ciudad que se resiste a recuperar la rutina.

Lo cierto es que ya el sábado costó lo suyo cerrar los puestos, en los que a medianoche todavía se agolpaban numerosos viandantes curioseando entre los artículos de bisutería y cuero aprovechando las suaves temperaturas. Y ayer sucedió algo parecido, principalmente porque hubo que esperar a que el sol se escondiese y bajase un poco el mercurio de los termómetros para recorrer la feria.

A mediodía, las personas que disfrutaban de la jornada del domingo en las calles del centro comenzaron a disiparse, en muchos casos, probablemente, para poner rumbo a la playa. Y los que se quedaron, a esas horas echaban un ojo a los puestos de comida en busca de algo que llevarse a la boca. Luego Santa Uxía quedó desierta y el público no volvió a aparecer por Artemar hasta el anochecer.

Es más, con la tarde ya avanzada el calor todavía era sofocante, y solo unos pocos valientes curioseaban entre los puestos de artesanía. Otros, la mayoría, tomaban un refrigerio en alguna terraza a la sombra antes de emprender el recorrido por la feria. Aunque lo cierto es que las únicas calles de Ribeira que a esa hora tenían algo de actividad eran las que estaban ocupadas por los expositores, bien por los estands de complementos y productos hechos a mano o bien por los de comida y bebida.

También el espectáculo musical y teatral itinerante se hizo esperar antes de volver a pisar las calles de la ciudad.

Conjuro para finalizar

A medida que fue avanzando la tarde, el bullicio que reinó durante todo el fin de semana en Artemar regresó, y a la hora a la que estaba prevista la queimada y el conjuro que acostumbran a poner el colofón a la feria, la plaza del Concello presentaba el aspecto de las grandes citas.

El ritual de fuego con el que se mantiene a raya a los malos espíritus sirvió para emplazar a quienes participaron en Artemar a la próxima edición, pero la clausura de la de este año se prologó todavía algunas horas más. Al cierre de esta edición, los puestos de artesanía permanecían abiertos y el grupo Os Catro Quintos seguía recorriéndolos con su habitual animación musical.