Con los pies en la tierra

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo CRÓNICA CIUDADANA

RIBEIRA

20 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El estreno del verano en la comarca es sinónimo de la llegada de miles de personas que acuden a este rincón coruñés para disfrutar de sus fiestas, su gastronomía, sus gentes y sus playas. Precisamente, los arenales barbanzanos son uno de los puntos de atracción que suelen concentrar a un mayor número de turistas, y no son pocos los emprendedores que quieren instalar allí sus chiringuitos como una alternativa para poder sacarse unos buenos cuartos durante los meses estivales, que les permitan luego poder afrontar el largo invierno con un poco más tranquilidad.

Aunque la globalización ha provocado que cada vez seamos todos más iguales, afortunadamente, los quioscos playeros que se colocan en Barbanza se han librado de este rasero y, por el momento, poner en marcha un negocio de este tipo está al alcance de buena parte de la población, puesto que el pago de las correspondientes tasas no suele superar los 1.000 euros, una cantidad bastante razonable teniendo en cuenta que en los municipios del sur de Galicia esta cifra se puede multiplicar por diez.

Lo malo es que el desembolso para asumir este canon no es el único gasto que debe afrontar el empresario, ya que también tendrá que echar mano de la cartera para comprar toda la mercancía y mobiliario ?en el caso de que no se lo presten las distintas casas comerciales?, por no hablar de si hay que colocar chiringuitos de madera, material obligatorio en muchos ayuntamientos y que suele tener un coste mayor que las casetas prefabricadas.

Una vez restados todos estos pequeños detalles, que seguro que incrementaron la inversión en un par de miles de euros, solo queda esperar que el tiempo acompañe para poder comenzar a ver los frutos, o lo que es lo mismo, los beneficios. Sin embargo, en este rincón de Galicia, como ocurre en el resto de la comunidad gallega, no existe ninguna ciencia exacta que permita saber si los anticiclones nos visitarán todo el verano, o, por lo menos los meses de julio y agosto, que suelen concentrar al mayor número de turistas.

Como mucho, habrá que conformarse con que los meteorólogos de las televisiones nacionales no la caguen demasiado poniendo siempre nubes y lluvia encima de la comarca para espantar al personal, cuando realmente lo que hay en el cielo es un sol espléndido.

Pero, si finalmente los malos presagios se cumplen y el mal tiempo vuelve a adueñarse del verano ?como ya lo hizo de la primavera? los pobres emprendedores no conseguirán sacarse ese pequeño colchón de dinerito, y solo les quedará el consuelo de no haberse empeñado hasta los dientes como sus compañeros de Sanxenxo.