Equilibrio razonable

Ana Gerpe Varela
Ana Gerpe EL BALCÓN

RIBEIRA

22 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Me cuentan unas jóvenes, que habían decidido sentarse en la plaza del Centenario de Ribeira a comer unos bocadillos, que optaron por marcharse al ver que las gaviotas se arremolinaban a su alrededor. En la plaza de O Sol, me sorprendo al ver cerca de la heladería un búho de plástico con unas llamativas alas, desconozco si lo suficiente para engañar a las ágiles gaviotas.

En distintas plazas de localidades de la comarca, especialmente ahora que las terrazas se han extendido por buena parte de los espacios disponibles, las ves merodeando en busca de la tapa perdida. En solo un segundo, apenas los ocupantes se levantan de las sillas, sus patas se aferran a la mesa y sus picos se abalanzan ávidos hacia esa porción que ha quedado sin consumir.

Siempre han estado presentes, pero me atrevería a decir que en el último año se han multiplicado, conscientes de que su acceso a la comida fácil en el territorio urbano se ha incrementado en la misma proporción que las terrazas de las que pueden sacar provecho.

Lo mismo sucede con las palomas, que no dejan de expandirse. Conozco a propietarias de algún comercio de Ribeira que pone tanto empeño en limpiar sus residuos en las inmediaciones de su tienda como ellas en manchar, seguro que no es el único caso. No voy a hablar de patios de luces y repisas de ventajas que da reparo mirar.

Llegados a este extremo, convendría plantearse la necesidad de ejercer algún control. Es algo que se ha hecho en muchos lugares y que solamente persigue que exista un equilibrio razonable.