«Sentí discriminación desde el minuto 1»

Loreto Silvoso
loreto silvoso A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

CESAR QUIAN

Lo deja sin rencores, pero lo pasó mal por ser la única en categorías masculinas

03 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A Teresa Martínez Cancelo (A Coruña, 1964) le ha tocado abrirse camino en un mundo de hombres. Se hizo entrenadora cuando las mujeres no podían siquiera competir en hockey sobre patines y, durante 30 años, fue la única mujer árbitra nacional e internacional en todo el mundo.

-Querrá decir, árbitro.

-¿No le gusta lo de árbitra?

-Cuando estoy en la pista no me considero ni hombre ni mujer. Es la figura del árbitro.

-A lo largo de su carrera, ¿se ha sentido discriminada por ser mujer?

-Sí. Sentí discriminación desde el minuto uno.

-¿Desde el minuto cero, no?

-No, porque justo al principio no lo noté. De hecho, yo empecé a arbitrar porque me insistieron aquí, en Galicia.

-¿Fue cuando dio el salto a árbitra nacional e internacional?

-Sí. En el examen ante el Comité Nacional de Árbitros, me impidieron escoger partido. «Cada uno que escoja el que quiera menos Teresa, que va a pitar este», dijeron. Y recuerdo que, cuando ya estaba en la pista y a punto de indicar el arranque, me llamó el presidente de la mesa y me dijo: «No pienses que por ser mujer te vamos a regalar nada».

-¡Menuda presión!

-Desde luego. Y les dije: «No quiero que me regaléis nada, pero tampoco que me lo quitéis».

-Esa frase suya engloba toda la esencia del feminismo. Ni más ni menos. Solo iguales en oportunidades.

-Yo lo consideré una discriminación tremenda.

-¿Tuvo más episodios parecidos?

-Nunca pedí explicaciones porque no me enviasen a la Copa del Rey. Yo no decía nada, pero luego me llamaban y me decían: «Túno puedes ir porque sale más caro, ya que hay que reservar una habitación individual para ti».

-«Excusatio non petita, accusatio manifesta».

-Eran excusas ridículas. Después, cuando di el salto al exterior me enteré de que la federación internacional puso muchísimas pegas por ser yo una mujer. Desde Madrid tuvieron que enviarles el ránking para demostrarles que, durante tres años consecutivos, había estado entre los tres mejores árbitros de toda España.

-¿Se ha sentido respetada en la pista?

-En la pista, en líneas generales, sí. Quiero decir que, arbitrando, no sentí discriminación por parte de los jugadores.

-¿Y por parte del público?

-Ahí no hubo ese respeto. Y le digo una cosa. Las peores cosas que he tenido que escuchar siempre fueron dichas por mujeres.

-También hay mujeres machistas.

-Pero que una mujer te chille «¡Vete a tu casa a cocinar!» tiene tela. El menosprecio de una mujer en la pista te choca y te duele más que la barbaridad de un hombre. Critícame como árbitro si quieres, pero no por mi condición de mujer.

-Al menos, el hockey intenta dar buen ejemplo con la competición mixta, mezclando a niños y niñas. ¿Con qué se queda?

-Con lo bueno y con lo malo. Lo malo te hace más fuerte. Pero no ha sido un camino de rosas.

-Usted opina que los méritos de las mujeres deportistas no están suficientemente reconocidos. ¿Cree que la victoria de la selección femenina de baloncesto en el EuroBasket ayudará?

-Ojalá, pero los referentes siguen siendo masculinos. A estas jugadoras apenas se las conoce.

-Denos tiempo...

-Además, en España, ¿quiénes cosecharon más medallas en los juegos olímpicos? Las mujeres. Sin embargo, sabemos más de la boda de Messi que de los éxitos del deporte femenino en halterofilia, salto de altura o bádminton…

-Pero Lydia Valentín, Ruth Beitia y Carolina Marín sí son conocidas.

-¿Y quién conoce a Vero Boquete, que es la Ronaldo del fútbol español? Aquí sí, porque es gallega que si no... A iguales logros, se les apoya más a ellos. Y en España, los éxitos los están consiguiendo sobre todo las mujeres.

-Usted fue la primera y la única en su campo. ¿En otros países tampoco había mujeres?

-No. Ahora hay una en Angola.

-¿Qué siente al irse?

-Lo notaré más la próxima temporada, cuando llegue el fin de semana y no tenga que preparar la maleta e irme. Pero voy a seguir arbitrando en Galicia, y entrenando.

-Por cierto, ¿cree que volverán algún día los tiempos gloriosos del hockey?

-Esperemos que sí. Mi gusto por el hockey nació en los años ochenta de tanto ir a ver al Liceo y al Dominicos. Ojalá.