Las cigüeñas y los cormoranes toman posesión de la comarca

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

ANA GARCÍA

Aves históricamente atípicas de la Costa da Morte forman parte ahora de su paisaje

21 feb 2019 . Actualizado a las 17:55 h.

La Costa da Morte, privilegiado observatorio de aves migratorias, también está comenzando a ser más que un lugar de paso, con asentamientos destacados de aves. Los cormoranes ya se cuentan por centenares, cada temporada van a más, con la reducción que ellos supone para la riqueza piscícola de los ríos. Pero mucho más exótica es la presencia de las cigüeñas, estampa habitual en casi toda Castilla y León, y en buena parte de la provincia de Lugo, pero muy inusual en la provincia coruñesa, como apuntaba ayer el ornitólogo Antonio Sandoval.

Y en la zona hay, estables, al menos dos parejas. La más visible es la de O Casal, en Andoio (Tordoia), por estar al lado de casas y de la carretera que enlaza A Silva con Anxeriz. Del municipio cercedense, el gran nido de la pareja dista apenas dos kilómetros; del de Cerceda, no llega ni a mil metros. La otra pareja está en Xesteda, no muy lejos. Los cambios de hábitat, y el aumento de población general de esta especie, las han ido empujando hacia el noroeste, aunque incluyen «moitas variables», indica Sandoval: las condiciones climáticas, la seguridad, la comida... Si todo eso se le da bien, las parejas acuden a criar. En O Casal llevan ya tres años. El año pasado había cuatro aves, pero dos se fueron. Tal vez eran crías, o incluso otra pareja en pugna por el territorio. El caso es que su gran nido, sobre un carballo cortado, ya forma parte del entorno.

Grandes bandadas hasta en el San Martiño de Carballo 

Ya es habitual, año tras año por esta época, ver a decenas de cormoranes en las ramas de los árboles situados junto al Anllóns, en A Revolta, Carballo. Lo que ya no lo es tanto es que lleguen en bandadas hasta el parque del San Martiño, y a veces ocurre, para sorpresa de vecinos y paseantes, como explicaba uno de los primeros. Si ya en su momento (y no hace tanto, desde que solo había un par de parejas) fue llamativo el incremento exponencial de los patos, y a veces sorprende ver una o dos garzas en pleno casco urbano, ver a 15 o 20 cormoranes en busca de alimento a muy pocos metros de las personas es impactante.

Porque lo que los mueve es precisamente la búsqueda de comida, truchas especialmente (también ciprínidos, escalos...), una queja reiterada y amarga de los pescadores, que ven como acaban con la riqueza piscícola. Cada ave puede comer entre 400 y 600 gramos de truchas al día, según estudios, como explica el biólogo y pescador David Gómez Brandariz, acostumbrado a caminar junto a los ríos, sobre todo los más próximos a Baio, pero que justamente hace unos días también se paró a grabar los cormoranes de Carballo .

En Galicia no se les puede poner coto, por eso se expanden tanto, «e hainos xa por todas parte, en Santa Comba unha morea», señala. En lugares como Asturias, donde quieren proteger al salmón, sí hay planes para combatirlos. Las sociedades piscícolas y cinegéticas abogan por que sea especie cazable, pero de momento no lo es.

En la comarca también empiezan a verse grullas. Hace un par de meses, en el embalse de Fervenza se detectaron cuatro.